domingo, 25 de septiembre de 2011

ORACIONES DE VICTORIA

Velad y orad, para que no entréis en tentación. Mateo 26:41.

La carga genética de pecado que lleva toda la humanidad es muy pesada. Casi cada día los medios de comunicación nos muestran asesinatos, robos, violaciones, familias destruidas, fraudes millonarios y otros crímenes.
Si el crecimiento en la vida espiritual dependiera únicamente de nosotros, nos sería imposible complacer a Dios y salir victoriosos en las tentaciones. Pero, como Jesús conocía la debilidad humana frente a la tentación del enemigo, les aconsejó a sus apóstoles: "Velad y orad, para que no entréis en tentación".
Aunque la Biblia no lo dice, imagino que el apóstol Pedro oraba para no hablar de más ante Dios. También es posible que Juan haya orado para tener un espíritu más apacible y tranquilo, ya que era llamado "hijo del trueno". Quizá Santiago haya elevado sus plegarias para no tener ese deseo de supremacía y grandeza terrenal que lo llevaba a querer ocupar, en el reino de Jesús, un lugar al lado de su trono. Tal vez Tomás oró a Dios para creer y tener más fe, ya que la duda parecía dominarlo todo el tiempo.
¿Estás orando tú para no caer en las tentaciones que el enemigo pone en tu paso? ¿Has entregado en las manos de Dios tu rencor y deseo de venganza? ¿Le has suplicado que te quite los malos pensamientos y el hablar con doble sentido? ¿Has rogado a Jesús que limpie tu boca del mal hábito de insultar a otros y decir malas palabras? ¿Le has pedido fuerzas al Señor para tener pensamientos puros y elevados? ¿Has implorado para hablar siempre la verdad y abandonar la mentira? ¿Has aceptado el amor de Dios y permitido que impregne tu vida de paz y felicidad?
La exhortación que Jesús les hiciera a los apóstoles a orar para no entrar en tentación, se extiende también a nosotros. Por eso es importante recordar que ningún creyente podrá vencer el pecado por sus propios medios, ya que solo con el poder divino es posible la victoria sobre los rasgos pecaminosos del carácter. "Si oyes hoy su voz, no endurezcas tu corazón" (Heb. 4:7) ¡Clama para ser un cristiano victorioso!

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

SATISFACCIÓN

También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Lucas 3:14.

Se arrojó al vacío, intentando destruir su historia. Aquella noche, había corrido como un loco por calles oscuras, víctima de una persecución psíquica; en realidad, había corrido toda su vida buscando llenar el vacío del alma. Al principio, creía que lo que buscaba era solamente satisfacer las carencias físicas; después, pensó que corría detrás de realización y de prestigio. Y no tuvo escrúpulos para encontrar lo que buscaba. Lo tuvo todo, pero su corazón continuó sonando como un tambor hueco, hasta aquella noche en que decidió ponerle un coto final a todo. No murió, como hubiera querido. A partir de ese día, las cosas empeoraron porque, a raíz de esa intención suicida frustrada, quedó parapléjico.
Pero, ¡cómo son las cosas divinas! Fue en el dolor de la impotencia que volvió a nacer; fue cuando ya no supo adonde más correr que se dejó encontrar por el Señor Jesús. Y de repente el sol salió en la medianoche de su tristeza, y aprendió a sonreír y a cultivar el optimismo y la esperanza, a pesar de su desgarradora situación.
"Tuve que ser reducido a este estado para entender que lo que me faltaba era Jesús", me dijo con una sonrisa tímida, pero sincera.
El versículo de hoy muestra esta gran verdad: Jesús aconsejó a los soldados: "Contentaos". El verbo "contentarse", en el griego, es arkeo, que significa, literalmente: "No buscar nada más porque se está completo".
La única manera de estar completo es volverse a Dios. El ser humano, acepte o no la idea, salió un día de las manos del Creador, y solo será completo cuando retorne a él. Lejos de Dios puedes correr, correr y correr; sin él, puedes buscar, y buscar y buscar. Pero, nada de lo que encuentres satisfará los deseos de tu alma: tu búsqueda es la del corazón; tu sed es la de Dios. Carencia del espíritu que solo llega a su fin cuando, cansado de vagar, finalmente reconoces que no puedes seguir huyendo.
Hoy amanece un nuevo día. Mira hacia afuera. Contempla la mañana. ¡Es un milagro! Es la expresión del amor de Dios. Y, frente a las expectativas para este día, escucha la voz de Jesús: "No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

sábado, 24 de septiembre de 2011

PASTEURIZADAS POR EL MAESTRO

Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. (Santiago 1:21)

Louis Pasteur nació el 27 de diciembre de 1822 en Dole, Francia. Sus numerosos aportes científicos han supuesto una bendición para la humanidad hasta el día de hoy. Se dice que a mediados del siglo XIX había problemas en Francia con la conservación del vino. Los cambios químicos ocasionados por ciertos microorganismos afectaban a este producto, agriándolo y degradándolo. Pasteur se dedicó al estudio de ellos e inventó el proceso de pasteurización al descubrir que el calor destruía las bacterias. Aplicó esta teoría no solo al vino, sino también a la leche. Actualmente tanto el proceso de fermentación como el de pasteurización son muy utilizados para la conservación de alimentos.

No solo las cosechas de vino se salvaron por la intervención de este hombre, sino también el comercio de la seda. Aunque Pasteur no sabía nada sobre los gusanos de seda, descubrió que unos parásitos causaban en ellos una enfermedad que estaba afectando a la elaboración de tan formidable tejido. Los gérmenes infectaban los huevos y los gusanos morían antes de tejer los capullos. Esta situación se pudo revertir gracias a los descubrimientos de Pasteur.

Existe un personaje que descubrió la forma de eliminar el germen del pecado. Cristo se ha convertido en el héroe que rescató a la humanidad de la terrible y eterna destrucción producida por la infección del pecado. Pasteur solo reveló el método para eliminar ciertos microbios, pero Cristo destruyó el germen del pecado. Por medio de Cristo podemos descubrir dónde está el pecado y recibir la limpieza espiritual de la intención que produce. Por lo tanto, velemos porque nuestra vida no sea un recipiente propicio para este parásito que dañaría por completo nuestra cosecha.

El salmista clamaba confiado en que Dios lo limpiaría de todos sus pecados, incluso de aquellos que cometía inconscientemente. Deja que tu vida pueda ser guiada a través del proceso de pasteurización divino y que el método de fermentación celestial pueda conservarla pura hasta que llegues a las mansiones eternas.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor

Por Ruth Herrera

¿CUÁNTO TIEMPO ES NECESARIO ORAR?

Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré. Y él oirá mi voz. Salmo 55:17.

Como la oración es una relación de amistad con Dios, la Biblia no reglamenta mucho su forma ni su ocasión. Por esta razón no se presenta ningún mandamiento que diga: "Orarás siempre antes de consumir algún alimento"; ni tampoco: "Cada oración deberá durar no menos de cinco minutos". Así como conversas con un amigo sin que te importe el tiempo, de igual manera ocurre con Dios.
Muchas veces me han preguntado cuánto tiempo es necesario orar. Entonces respondo con el texto de este día: David tenía la convicción de que al orar y clamar tres veces por día, su oración sería oída. No es que Dios requiera que oremos tres veces solamente, pero si este salmo registra la experiencia de un héroe de la fe que recibió muchas respuestas a sus oraciones, entonces podemos intuir que a Dios le agrada que le dediquemos tiempo a la mañana, al mediodía y a la noche.
Pero aclaremos algo: en muchas ocasiones, orar tres veces diarias no es suficiente. Piensa en Jesús y su gran misión sobre la tierra. El relato evangélico nos ilustra que "en aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios" (Lúe. 6:12). Este texto tampoco es un mandamiento, pero nos ayuda a ver que a veces es necesario dedicar tiempo "extra" en la oración para que la bendición divina sea abundante.
La cantidad de tiempo que le dedicas a la oración depende de las situaciones que la vida puede presentarte. ¿Cuánto dedicarías para orar por un amigo que es drogadicto? ¿Cuántas oraciones harías para aprobar una materia difícil? ¿Qué cantidad de tiempo dedicarías para que tu padre consiga trabajo? ¿Qué tiempo te entregarías en oración por la conquista de una persona del sexo opuesto? ¿Cuántas horas pasarías de rodillas clamando por un familiar con cáncer?
Como ves, cada situación demandará de ti diferente cantidad de tiempo para orar, pero no esperes tener una necesidad extrema para orar sin prisa y sin límite de tiempo. Cada día dedícale momentos especiales a tu Padre celestial, y verás cómo el camino que transitas se colmará de bendiciones para ti y los tuyos.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

FRUTOS LIMPIOS

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. Romanos 5:19.

El enojo en sus ojos era atemorizante. Mirando fijamente al horizonte, trataba de encontrar palabras que no lo lastimasen tanto, pero no las hallaba.
-Yo... yo soy así. ¿Qué puedo hacer? ¡Es mi naturaleza, mi destino, mi suerte; y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo!
Mucha gente piensa que jamás podrá cambiar de vida, y justifica sus errores, con la idea de apagar la voz de la conciencia. ¿Tienen ellos la razón? Hoy, tal vez, te levantaste con el sabor de la derrota en tus labios; te duele la cabeza intensamente; tu cuerpo siente la resaca de ayer. Y, mirándote al espejo, te sentencias: Soy así, ¿qué puedo hacer?
La Biblia habla acerca de la naturaleza pecaminosa del ser humano. Desde que venimos al mundo, traemos la inclinación hacia el mal. El versículo de hoy menciona la desobediencia de Adán como puerta de entrada del mal a la vida de todos. El árbol de la humanidad fue contaminado en su raíz, y los frutos son malos.
La vida del ser humano es una incansable lucha en contra de la naturaleza pecaminosa. Creo que nadie, en sana conciencia, desea hacer el mal; a nadie le gusta tropezar y caer a cada rato. No le hace bien a nadie prometer y prometer, sin nunca cumplir.
El texto de hoy presenta un contraste entre Dios y el hombre: si, por un lado, el pecado atacó la raíz de la humanidad y contaminó todos los frutos, por el otro, Cristo venció el pecado, y trajo solución y cura.
Al comenzar un nuevo día de tu historia, recuerda que todos tenemos una naturaleza mala, pecaminosa, que se deleita en vivir lejos de Cristo y que prefiere vivir ajeno a la voluntad de Dios. El Señor Jesús, con el suave pañuelo de su justicia, nos limpia con cariño; nos limpia de todo y nos llama justos.
Cuando por algún motivo te sientas indigno; en las horas de mayor angustia, en los momentos de total desánimo; cuando el martilleo de la culpa te golee sin cesar, recuerda: "Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

viernes, 23 de septiembre de 2011

SEÑALES

El extiende el norte sobre el vacío, cuelga la tierra sobre la nada. (Job 26:7)

El astrónomo Nicolás Copérnico, nacido en Polonia en 1473, revolucionó la ciencia cuando afirmó que la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol, quien a su vez se mantenía estático en el centro del universo.

El mundo sideral ha sido objeto de estudio a lo largo de los siglos. En la Biblia se presenta a los sabios que fueron a adorar al recién nacido Jesús como estudiosos de las estrellas. Por supuesto, Dios sabía que lo eran, por eso les envió una estrella que los dejó perplejos. Esta señal los impulsó a buscar información sobre el Mesías y encontraron las respuestas en los rollos sagrados.

¡Qué hermosa secuencia! Dios también quiere mostrarse a ti, por lo que busca continuamente formas para que puedas verlo. Pero estoy segura de que además de los sabios hubo otras personas que divisaron la estrella, pues con toda seguridad había más gente que observaba el cielo. Sin embargo, solo ellos fueron en busca del nuevo Rey. ¿Qué pasó con los demás?

Se considera que el libro de Job es uno de los más antiguos de la Biblia. En dicho libro se menciona la redondez de la tierra (ver Job ]: 7), por lo que prácticamente desde los mismos comienzos de la historia de la humanidad se había proclamado la teoría heliocéntrica que tantos años tardó en descubrir Copérnico. Solo aquellos que estudiaron el registro bíblico pudieron darse cuenta de que la ciencia de su época estaba equivocada. Lo mismo sucedió en tiempos del nacimiento de Jesús. Únicamente los pastores que esperaban su venida recibieron la orden del ángel de ir al pesebre para contemplar a Dios hecho carne.

Actualmente Dios continúa enviando sus señales a los seres humanos de diversas maneras. Si deseas verlo en su segunda venida no te será nada difícil entenderlas, pues su mismo Espíritu te las rebelará. Los escribas y fariseos habían visto muchos milagros que atestiguaban la divinidad de Cristo, pero continuaban pidiendo señales, porque no eran capaces de ver las que tenían delante de sus propios ojos. ¿Puedes tú ver esas señales? Pide a Dios sabiduría para que disciernas aquellas que son imprescindibles para tu salvación.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor

Por Ruth Herrera

LA ORACIÓN Y LA FE

Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Marcos 11:24.

Vivimos en un tiempo de descreimiento total. No creemos en las personas ni en su palabra, no creemos en los gobiernos ni en las religiones. Y tristemente, tampoco creemos en Dios. La incredulidad y el escepticismo han impregnado todo el mundo civilizado; y vivimos presos de nuestra desconfianza. Jesús, refiriéndose a la condición del mundo antes de su regreso, preguntó: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?" (Lúe. 18:8).
Y aunque vivimos en un mundo lleno de desconfianza, necesitamos la confianza y la fe para vivir. Piensa un momento. Cuando te subes a un taxi, ¿le pides el carné de conducir al taxista? Estoy seguro que no lo haces, porque confías plenamente que el conductor es un hombre capacitado para ese trabajo. Igualmente ocurre con la corriente eléctrica. Todos creemos que en un medio conductor, cada átomo está "entregando" un electrón al próximo átomo, y de este modo se produce una corriente de electrones. Pero, ¿crees que alguien vio salir alguna vez un electrón de un átomo para depositarse en el siguiente? Simplemente creemos en la corriente eléctrica, porque sus efectos son palpables: cuando no hay corriente de electrones, no funciona la computadora ni el refrigerador ni el equipo de música.
Desde la entrada del pecado, el hombre debió ejercer fe para creer en una existencia superior. Al mirar las estrellas y la vastedad celeste, al ver la hermosura de la naturaleza, al notar la precisión del ojo humano, surge en el espíritu la convicción de que un Arquitecto diseñó todo. Y esto es fe. Creemos en un Ser superior, no porque lo hayamos visto, sino porque hay evidencias que lo confirman.
La fe es esencial para agradar a Dios (Heb. 11:6), y un requisito importantísimo para que nuestras oraciones tengan poder. Jesús lo repitió en numerosas ocasiones a lo largo de su ministerio: "Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". En otras palabras, no dejes lugar a la duda, no te permitas desconfiar de un Padre de amor que desea lo mejor para ti. Cree, confía, ten la convicción de que Dios obrará, y tus plegarias serán escuchadas.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

CUIDADO CON LA CODICIA

Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 1 Timoteo 6:10.

Los sobres se amontonaban, sobre la mesa de la cocina, como un castillo de naipes que en cualquier momento se desmoronaría. Cada sobre gritaba: "¡Pague, pague, pague!" Cintia evitaba entrar en la cocina, por miedo de oír el coro imaginario de los sobres. Pero, por más que no quisiese aceptar la realidad, las cuentas continuaban llegando, con valores cada vez más altos.
"Yo solo quería ser feliz", murmuraba, hastiada de huir de sus fantasmas: ropas caras, fiestas, restaurantes finos, viajes y más viajes. Todos sus amigos la consideraban alguien especial; una persona generosa y de buen corazón... con mucho dinero. Si el dinero en la mano es un vendaval, gastar sin tener dinero puede ser un tsunami.
Ser feliz. Ese es el constante anhelo del ser humano: buscar incansablemente la felicidad. Y, para encontrarla, no mide esfuerzos: lucha, corre, llora, se sacrifica, no come, no duerme; casi deja de vivir.
No es malo desear la felicidad; lo errado no es el objetivo sino el medio que usamos para conseguirlo. La mayoría de las veces, ese medio es la posesión de bienes materiales.
Desde que nos despertamos hasta la hora de dormir, somos bombardeados con mensajes consumistas. Las personas basan su felicidad en su capacidad de consumir: cuanto más compras, más feliz te sientes. Y eso es una rueda viva, que gira en función de un único sentimiento oculto: la codicia.
La codicia no es solo querer lo que los demás poseen, sino desear lo que no puedo tener. Cintia compró, compró y compró, queriendo tener más, y terminó con menos.
Tu felicidad no es la sumatoria de lo que tienes, sino a quién perteneces; es bueno tener, pero es mejor pertenecer. Cuando escoges pertenecer a Dios, escoges la felicidad: él te ayuda a vivir con lo que tienes y con lo que eres, y te dará mucho más de lo que un día soñaste.
Hoy, sal a la lucha de la vida procurando primeramente pertenecer a Jesús y permaneciendo en él. Cuando sientas el deseo de tener lo que no está dentro de tus posibilidades, a pesar de que te parezca bueno y agradable a los ojos, recuerda: "Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón