sábado, 30 de enero de 2010

PODRIDA HASTA EL CORAZÓN

Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón (1 Samuel 16:7).

Había tomado un desayuno liviano a las 8 de la mañana, y tres horas más tarde deseaba una colación. Antes de partir hacia el trabajo, había puesto en mi bolso la última manzana que quedaba en la bandeja. El color rojo y brillante, y la textura firme de su exterior, anticipaban la dulzura que les esperaban a mis papilas gustativas. Cuando comencé a cortar la manzana, me di cuenta de que estaba totalmente podrida en su interior. Mostraba un color marrón oscuro desde su mismo corazón. Casi no podía creer lo que veían mis ojos, y continué cortando la manzana en pequeñas porciones. Todas revelaban los mismos resultados. De inmediato pensé cuan fácilmente había sido engañada por la apariencia externa.
Dios ordenó a Samuel que eligiera un rey que ocuparía el lugar de Saúl (1 Sam. 16:1-13). David no estaba entre los hijos de su padre, Isaí, en el momento de la entrevista con Samuel. Únicamente después de que Dios rechazara a todos los demás, llamaron a David para que se presentara ante Samuel. Inclusive algunos padres devotos y cariñosos tienden a juzgar a sus hijos por sus acciones y apariencia externa. Dios, en su misericordia, nos creó de manera tan maravillosa que no somos capaces de leer los pensamientos o las intenciones de los demás.
Desafortunadamente, nosotras también a menudo nos descarriamos. Nos mostramos muy rectas exteriormente, pero nuestros pensamientos y acciones en privado están por debajo de lo que Dios espera de nosotras. Yo me he sentido desilusionada por personas en las que había puesto toda mi confianza, y con solo una palabra o una acción revelaron características inesperadas. Por el contrario, he sido privilegiada al poder desarrollar hermosas amistades con hermanas con las que inicialmente no tenía ningún lazo de amistad. Ya lo dice el viejo refrán: "Nunca juzgues un libro por su tapa".
Querido Jesús, por favor, ayúdame a ser un libro abierto, y que la tapa y el contenido hagan juego, para contarles a otros de tu amor.
Avis Mae Rodney
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

SOMETIDOS POR FE

«Yo estaré contigo», le respondió Dios. «Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto en esta montaña». Éxodo 3:12.

Moisés estaba por comenzar una lucha de independencia sin precedente, y hasta el momento, lo único que tenía eran palabras. El diálogo había comenzado con noticias acerca de la esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. Moisés podría haber preguntado: «¿Y no es hasta ahora cuando te has dado cuenta, Señor?» Y también pudo haber reprochado: «¡Yo me di cuenta de esta situación hace cuarenta años! ¿Y tú, dónde has estado?».
El texto de hoy es la respuesta a un razonamiento muy lógico de Moisés: «¿Quién soy yo?» (vers. 11). Un razonamiento lógico porque Moisés sabía muy bien la dimensión de la tarea. Cuando había estado en condiciones de hacerle frente, recién graduado del ejército egipcio, había fracasado. ¿Y cómo iba a asumir ahora esa responsabilidad cuando había estado cuarenta años alejado de la disciplina militar tan necesaria para este proyecto? Además, estaba alejado de toda relación con sus compañeros del ejército con quienes hubiera podido establecer algún tipo de alianza.
¿Puedes imaginar la diferencia que había ahora con relación a los intentos de Moisés cuarenta años antes? Sí, claro, las palabras «yo estaré contigo». La gran tarea en cumplir la voluntad de Dios en la lucha de la predicación del evangelio es ahora gigantesca, inmensa, colosal. Se nos pueden ocurrir muchas estrategias, como sin duda se le ocurrieron a Moisés, pero la seguridad radica en la asociación con Dios.
Moisés intentó libertar a Israel por sus propios medios, y fue así como mató a un egipcio (Éxodo 2: 11, 12). Esperaba que el pueblo entendiera sus acciones y se levantara en armas. Pero no tuvo éxito. El secreto es aceptar la promesa de Dios: «Yo estaré contigo», y crear alrededor de nuestra vida un escenario de sumisión a su voluntad para garantizar su compañía. Comparte tu fe hoy. El Señor estará contigo, no tengas temor.

«El corazón humano nunca conocerá la felicidad hasta que se someta a ser amoldado por el Espíritu de Dios». MJ 53

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

LA IGNORANCIA LE DA PODER AL DIABLO

El problema era que algunos falsos hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizamos. Ni por un momento accedimos a someternos a ellos, pues queríamos que se preservara entre ustedes la integridad del evangelio (Calatas 2: 4, 5).

Si no se comprende el evangelio, se le da poder a Satanás en nuestra vida. Fijémonos en estas palabras llenas de significado: «El enemigo de Dios y del hombre no quiere que esta verdad sea presentada claramente; porque sabe que si la gente la recibe plenamente, habrá perdido su poder sobre ella» (Obreros evangélicos, p. 169).
Ahora comenzamos a entender por qué mucha gente no tiene una comprensión correcta del evangelio como se revela en el mensaje de la justificación por la fe. El causante de esto es el enemigo de Dios. Él no quiere que los seres humanos entiendan el evangelio con claridad. La razón es que cuando el evangelio se capta en toda su gloria, y la gente lo acepta de corazón, Satanás pierde el poder controlador.
Pero también es importante mencionar lo contrario. Si no entendemos el evangelio y aceptamos una falsificación, o una distorsión de sus verdades fundamentales, entonces el enemigo de Dios tiene poder para controlar a las personas. Lo interesante es que no se requiere mucho para falsificar el evangelio. Más adelante veremos lo sutil que puede ser tal desvío y cuan sagaz puede ser la modificación. No fue por nada que el Señor dijo en una ocasión: «Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?" Entonces les diré claramente: "Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!"» (Mat. 7: 22-23).
Resulta incomprensible que alguien pueda llamarse cristiano y estar bajo la influencia y poder del maligno. Normalmente pensamos que quienes no quieren saber nada de Cristo, son los que caen bajo el poder del adversario de Dios. Frecuentemente no comprendemos cómo alguien que acepta a Cristo, que parece ser un miembro fiel de una congregación cristiana, que es celoso por la causa de Dios y apegado a la más estricta ortodoxia, pueda estar controlado por el enemigo de la justicia divina. Dios no permita que nosotros seamos tales personas.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C
e.

viernes, 29 de enero de 2010

NO FUE UN ERROR

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28).

Mi esposo trataba de llamar al marido de mi prima con nuestro teléfono celular, cuando se dio cuenta de que había marcado un número equivocado. Una mujer, a quien él no le reconoció la voz, respondió. Pero, en vez de decir algo, mi esposo colgó. Cuando se logró comunicar con el esposo de mi prima, el sentía el sonido continuo de una llamada entrante, pero la ignoró.
Apenas colgó, el teléfono sonó. Era una mujer a la que yo le había dado los estudios bíblicos por Internet. Había visto nuestro número telefónico en el identificador de llamada después del llamado equivocado de mi esposo, y ahora respondía la llamada. Estaba feliz de que fuese nuestro número, porque estaba atravesando por varios problemas. Se había bautizado a principios, de este año y estaba feliz en la familia de la iglesia. Luego, se había mudado a una nueva ciudad, y no había podido ir a la iglesia porque estaba ayudando a sus nietos. Realmente quería ir a la iglesia, pero le daba vergüenza ir sola. Antes de colgar, pude orar con ella y asegurarle que todo estaría bien.
Conocía algunos amigos que vivían cerca de su casa, y si a ella le parecía bien le dije que les daría su número de teléfono y tal vez podría ir a la iglesia con ellos. Estaba encantada con la idea, y apenas me puse en contacto con los amigos de la zona ellos se contactaron con ella. No solo hicieron eso, sino también descubrí que un joven, un compañero de escuela de nuestra hija, asistía a la misma iglesia y era el director de Ministerio Personal. El también se puso en contacto con ella y la visitó en su hogar. Ahora tiene amistades en una nueva iglesia, y una vez más, alababa a Dios cada semana.
Mientras colgaba el teléfono, me sentía avergonzada por no haberla llamado antes. Muchas veces había tenido la intención de hacerlo, pero los días pasaban y cada vez estaba más ocupada. Aunque mi esposo estaba seguro de que había cometido un error al llamar a Patti en vez de a Pat, yo creo que todo formaba parte del plan de Dios y de sus tiempos, que esa llamada se realizara. Yo no había escuchado las sugerencias de Dios cuando él deseaba que la llamara, por lo tanto él lo resolvió de otra manera. ¡Lo alabo por eso!

Anna. May Radke Waters
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

¿VALE LA PENA HUIR?

El faraón se enteró de lo sucedido y trató de matar a Moisés; pero Moisés huyó del faraón y se fue a la tierra de Madián, donde se quedó a vivir junto al poza. Éxodo 2:15.

¿Te has puesto a pensar cuántas veces los hijos de Dios han tenido que huir? Uno pensaría que ya enrolado en el ejército más poderoso del universo el verbo «huir» no tiene cabida. ¿Te puedes imaginar a Moisés decir: «¡Voy a mostrar al Faraón mis credenciales como libertador de mi pueblo, y si quiere guerra, la tendrá! ¡Yo tengo un nombramiento de Dios!» Quince siglos más tarde, Egipto volvió a ser el centro del universo. Pero ahora para recibir a una familia que huía. Era una familia pobre, ¡pero la madre llevaba en sus brazos al hijo de Dios! ¿Puedes creer que en ese momento histórico tan importante Dios huyera? ¿No se te ocurre pensar que José, el padre terrenal de Jesús, debió de recordar la hazaña de David frente a Goliat, y exclamar: «¡Y quién es Heródes!»
Muchas veces nos parece estar acorralados en medio de tantas pruebas y dificultades. Llegamos a sentirnos incompetentes. Nos dan ganas de abandonar la carrera y huir a un lugar donde nadie nos conozca, y así olvidar nuestra misión. El conflicto que se libra en nuestro mundo es tan real que si nuestros ojos pudieran ser abiertos a las realidades celestiales, veríamos los ángeles de ambos lados en una encarnizada lucha cumplir los designios por el control del universo y la sumisión de nuestras voluntades.
La enfermedad, los accidentes, las pruebas y dificultades son asuntos muy serios. También lo son nuestra desobediencia y nuestros pecados. Necesitamos mirarlos a la luz de nuestro origen y destino. En ese momento de debilidad Moisés tuvo una visión muy corta. Pensó que los resultados de dependerían de sus propios esfuerzos. No se acordó de que la lucha no es contra sangre y carne, sino contra las potencias del mal (lee Efesios 6:11-13). La historia nos enseña que los propósitos de Dios finalmente se cumplen, por eso es importante permanecer de su lado, aunque a veces parezca que marchamos en retirada.

«Dios llama a los hombres a oponerse a los poderes del mal». MJ 53


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

ESCASA ENSEÑANZA DE LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE

¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos? (Calatas 3:2, 3).

Otro peligro que viene como resultado de la incomprensión del evangelio, va más allá del daño espiritual que pueda producirse en una persona. Notemos: «Nuestras iglesias mueren por falta de enseñanza acerca de la justicia por la fe y otras verdades» (Obreros evangélicos, p. 316).
Hemos dicho anteriormente que cuando una persona no entiende correctamente el evangelio, se enferma espiritualmente. No crece, no desarrolla su vida cristiana en forma normal. Podríamos decir que se rezaga en su crecimiento. El atraso puede continuar hasta que la persona muere espiritualmente. Pero lo que le puede pasar a una persona, también puede sucederle a una congregación o iglesia. Como una congregación está formada por miembros individuales, lo que le pase a los miembros le pasará a la congregación.
Cuando una iglesia descuida la enseñanza del evangelio, corre el peligro de debilitarse y morir. Cuando el mensaje de la justificación se predica muy poco o no se predica, la iglesia, como la persona, sufre. Ya nos pasó como iglesia en una etapa de nuestra historia. Entusiasmados por descubrimientos doctrinales, nos dedicamos casi exclusivamente a predicar ciertas doctrinas importantes, pero que no constituyen el evangelio. De acuerdo a Elena G. de White, el resultado fue que predicamos tanto sobre la ley, el sábado y las profecías que llegamos a estar más secos que los montes de Gilboa, que no reciben ni rocío ni lluvia. Fue una época de debilidad espiritual. Gracias a Dios retomamos el camino y tratamos de corregir los errores cometidos.
Pero este riesgo nos persigue por todas partes. La única manera de sentirnos seguros es vigilar que el verdadero evangelio se predique en nuestras con¬gregaciones. Cuidémonos del mucho sermoneo promocional que va y viene, y que suele desplazar la predicación del evangelio.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C

jueves, 28 de enero de 2010

LA ORACIÓN DE FE

Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano (2 Reyes 20:5).

Mi nieto, de 10 meses de edad, era el deleite de nuestra familia. Kenric Adam me seguía dondequiera que yo iba. Parecía que estaba unido a mí con lazos de afecto real y duradero. Sus ojos estaban llenos de vida, y su sonrisa siempre reflejaba gozo y amor. ¡El solo hecho de verlo alegraba mi corazón!
Una noche, la habitación estaba silenciosa, excepto por el tic-tac del reloj. Unos pocos minutos antes de la medianoche, mi nuera se despertó de repente y se sintió sobresaltada al ver que nuestro Kenric estaba teniendo convulsiones. Ella nos llamó rápidamente. Su pequeño cuerpo temblaba con fiebre muy alta, y percibimos que necesitaba cuidados inmediatos.
Todos corrimos al hospital más cercano, y esperamos toda la noche. Esta fue la primera gran crisis que nuestra familia tuvo que enfrentar. No teníamos sueño, y el temor nos envolvía. Era agonizante ver los ojos de mi hijo cargados de dolor y el rostro de mi nuera manchado por las lágrimas.
El viernes de tarde su temperatura llegó a los 42°C. Percibiendo el peligro, todos comenzamos a llorar. Alcé al bebé en mis brazos y sumergí su cuerpo caliente en agua con hielo. El médico probó diferentes remedios; pero ninguno de ellos dio buen resultado. El perdió las esperanzas, y decidimos llevar a Kenric a otro hospital. Pensé para mis adentros: "Voy a perder a mi nieto". Mientras yacía en Cuidados Intensivos, entregué al niño en las manos de Dios diciendo: "Ya no te pido que lo cures, Señor, solo te pido que se cumpla tu voluntad en él". Aunque sabíamos que su vida estaba en riesgo, yo creía que Dios siempre hace lo mejor para los que confían en él. No hay problema demasiado grande o demasiado pequeño que él no pueda manejar. Sabía que Dios nos estaba dirigiendo, guiando y apoyando.
Finalmente, los médicos diagnosticaron malaria cerebral, entonces tuvieron la posibilidad de darle la medicación correcta y Kenric respondió bien. La fiebre bajó y él mejoró. Dios manifestó su poder. Los profesionales estaban sorprendidos ante su rápida recuperación, y hoy Kerinc Adam es un niño de 3 años sano, activo e inteligente. Ama mucho a Jesús y recita varios versículos de memoria.
Gracias a Dios por hacer maravillas en nuestras vidas; que su voluntad sea hecha en tu vida hoy.

Jean Sundaram
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

EL CONSUELO DE LAS PROMESAS DIVINAS

Muchas son tas angustias del justo, pera el Señor lo librará de todas ellas. Salmos 34:19.

¿Te parece que el versículo de esta mañana es una buena publicidad para invitar a la gente a acercarse a Dios? El pastor Juan José Andrade, director del Centro White de la Universidad de Montemorelos, trae este texto a nuestra consideración hoy, día de su cumpleaños. A través de su experiencia ministerial ha llegado a entender muy bien que Dios no ha preparado un lugar en el espacio para guardar a salvo a todos los que creen en él.
Dios tiene a sus hijos en este mundo, en medio de muchas aflicciones que sobrevienen repentinamente y los toman por sorpresa. El Salmo 34 comienza con la clara definición de la propuesta de David en torno a su confianza en Dios: «Bendeciré al Señor en todo tiempo». Entonces presenta sus evidencias:

  • Nos escucha y nos libra (vers. 4).
  • Nos alumbra y no nos avergüenza (vers. 5).
  • Provee «a los que le temen» (vers. 9).
  • Sus ojos no nos pierden de vista y sus oídos captan nuestro clamor (vers. 15).
  • Se acerca a nosotros y nos salva (vers. 18).

El Salmo termina presentando a un Dios Redentor, y la promesa de los que confían en él no serán condenados (vers. 22). Esta última promesa fue confirmada por Jesús mismo en la conversación nocturna con Nicodemo. El Señor dijo en esa ocasión: «Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él» (Juan 3: 17).

¿En qué circunstancias escribió David este Salmo? Cuando huía. ¿Por qué tuvo que pasar por tantas aflicciones un joven que ya había sido elegido y ungido por Dios? Había salido al frente de Goliat en el nombre de Dios, pero parecía que repentinamente el cielo había quitado su protección y lo había abandonado a su propia suerte. Pero el Salmo 34 revela su profunda confianza en Dios. Por eso David no vaciló en declarar: «El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos» (Salmos 34: 7).

«Cuando Satanás profiera sus amenazas, apártese de ellas y consuele su alma con las promesas de Dios». MJ 107, 108.


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna