miércoles, 17 de junio de 2009

EN CALMA

Habla, que tu siervo escucha. 1 Samuel 3:9

A menudo, la gente cree que es inevitable quedarse sordo cuando se envejece. Pero los que se protegen los oídos de los ruidos estridentes no suelen tener problemas de sordera. Las personas que viven en lugares silenciosos tienen un oído excelente. Por ejemplo, los bosquimanos del desierto Kalahari pueden oír un avión a más de cien kilómetros. Los ruidos como la música a gran volumen, los equipos electrónicos, de alta velocidad y las pistolas hacen que los pelillos del oído interno se doblen. A medida que se doblan una y otra vez van perdiendo la capacidad de enderezarse de nuevo; de modo que acaban por quedar doblados. El resultado es una pérdida de la capacidad auditiva. Con los oídos espirituales sucede lo mismo. Si permitimos que el mundo nos bombardee con su ruido, nos va a costar oír la tranquila voz de Dios que habla a la mente. La mayoría de los estudiantes empiezan el día con el ruido de un despertador quizá enciendan el televisor o la radio mientras se preparan para ir a la escuela. Luego van a clase y allí se pasan siete horas escuchando a sus profesores (eso espero) y hablando con sus amigos. Cuando la escuela acaba, probablemente pasen mucho tiempo escuchando música, viendo más televisión o hablando por el celular con sus amigos. Al final del día, cuando se meten en la cama, ¿cuántos de ellos se quedan dormidos viendo un programa de televisión o escuchando su canción favorita de su ¡Podl Es como si tuviéramos miedo del silencio. Es importante que tengamos un tiempo tranquilo para poder comunicarnos con Dios. La oración es el medio de hablar con él y él habla con nosotros a través de la Biblia y a través de las ideas que nos inspira. Si tú estás dispuesto a escuchar, él está dispuesto a hablar.

Tomado de la Matutina El viaje Increible

No hay comentarios:

Publicar un comentario