miércoles, 17 de junio de 2009

HAZ DE MÍ UNA BENDICIÓN


Cuando me encuentro en peligro, tú me mantienes con vida. Salmo 138: 7

uando los bomberos lo encontraron, el pobre gato estaba más muerto que vivo. Era una de las víctimas de los incendios forestales que sufrió Alaska en 1996. Había perdido las dos patas de atrás y todos los de­dos de las de delante. Aun así, cuando la brigada de salvamento lo rescató empezó a ronronear. Bumpus, que así es como pronto lo llamaron, se recuperó de sus graves heridas y pronto volvió a andar. Sharon, que era miembro de la brigada de salvamento, lo adoptó. Sharon era voluntaria de la sociedad humanitaria local y a menudo cuidaba de ani­males heridos en su casa. Cheerio, un gatito que había perdido una pata, era uno de sus proyecto DB (después de Bumpus). Cuando el gatito quería andar, caía al suelo. Se escondía debajo de la cama y mordía todo cuanto estaba a su alcance. Constantemente se lamentaba. Sharon se dio cuenta de que Cheerio estaba deprimido y decidió probar a ver si Bumpus podía ayudarlo. Cuando le abrió la puerta de la "enfermería" de Cheerio, Bumpus saltó, se acercó al gatito y lo abrazó con lo que le quedaba de sus patas delanteras. Entonces Bumpus empezó a lamer la cara del gatito. El gatito dejó de lamentarse y empezó a ronronear. Ambos gatos llegaron a ser grandes amigos. Cheerio dejó de esconderse debajo de la cama. Aprendió a correr con tres patas y no pasó mucho tiempo hasta que una familia lo adoptara. Bumpus pudo empalizar con el gatito a causa de las heridas que había sufrido en el incendio. Cheerio pudo sentir que Bumpus había pasado por dificultades. Cuando tenemos problemas nos quedan tres posibilidades. Podemos no prestarles atención, podemos sentirnos apenados o podemos usar la experiencia para hay a otros. Jesús nos ayudará en las dificultades. Por eso, para nosotros es un privilegio ser una bendición para los demás y hacer que sepan que hay esperanza.

Tomado de la matutina El Viaje Increíble.

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