domingo, 30 de agosto de 2009

EL MILAGRO DE LA RESURRECCIÓN

Habiendo Jesús resucitado por la mañana el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios. Yendo ella lo hizo saber a los que habían estado con él, que estaban tristes y llorando. Marcos 16: 9, 10

Al leer en la Biblia el relato de la muerte y la resurrección de Jesús, surge la pregunta: ¿Por qué apareció a sus discípulos después de la resurrección? Ellos ya habían escuchado la noticia de los labios de las sorprendidas mujeres que visitaron el sepulcro muy de mañana el primer día de la semana. Sabían que la piedra había sido retirada y que su cuerpo ya no estaba en el sepulcro. Él les había prometido, además, que resucitaría al tercer día. ¿Qué propósito tenía Jesús en mente con las múltiples apariciones efectuadas después de la resurrección? ¿Por qué no ascendió al cielo? La creencia más aceptada es que no ascendió al cielo y apareció muchas veces a sus discípulos porque deseaba responder a ciertas preguntas que se habían suscitado entre ellos y para eliminar toda incredulidad. Si la resurrección es la doctrina clave, por la cual el cristianismo o cae o permanece en pie, era necesario que se disipase toda duda de la mente de los apóstoles. Apareció a María Magdalena para evitar que el rumor promovido por sus enemigos de que su cuerpo había sido robado fuera aceptado por ella como verdad, y para mostrarle que la profecía se había cumplido. Apareció a Tomás para mostrarle que su cuerpo lacerado y quebrantado se había levantado de la tumba. Apareció a Pedro para restaurar su amor después de que este le hubiese negado. Estas apariciones fueron muy importantes. Tenían por objetivo equipar a los nuevos heraldos del evangelio con más evidencia de la verdadera identidad de Jesús como Hijo de Dios. Si alguno de ellos abrigaba alguna sombra de duda en su corazón, ahora su presencia visible y palpable la disipaba completamente. Nadie podía dudar. Aunque ha­bía muerto como un criminal, ahora se levantaba como Rey. Demostró que los poderes de la muerte ya no se enseñorearían más sobre los que creen en él. Él es la «resurrección y la vida». Su amor es suficientemente grande como para conquistar toda duda. Piensa hoy en el milagro de la resurrección. Tu esperanza surgirá como la luz del mediodía. Tus oraciones cobrarán un nuevo significado. Pide al Señor que, así como se apareció a sus discípulos el día de su resurrección, ayude a tu mente finita a compren­der la maravilla de su muerte y el milagro de su resurrección.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario