domingo, 30 de agosto de 2009

VENDRÉ OTRA VEZ

Vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar. Juan 14:3

En 1989 un terremoto sacudió armenia. Fue tan fuerte que, en cuestión de minutos, murieron más de 30,000 personas. Tan pronto como sucedió, un padre corrió hacia la escuela a la que había ido su hijo esa mañana. Para horror suyo, descubrió que el edificio estaba comple­tamente derruido. Inspeccionó los cascotes y calculó dónde había estado la clase de su hijo y empezó a cavar. La gente que pasaba por ahí le decía que se detuviese. —No hay nada que se pueda hacer. Solo conseguirá hacerse daño. Mejor vuelva a casa. —No puedo —decía el hombre—. Le prometí a mi hijo que siempre estaría junto a él. Otros funcionarios de la ciudad intentaron desanimarlo. Pero él seguía con su tarea. La gente pensó que abandonaría cuando cayese la noche. Pero él continuó cavando. Pasaron las horas. Veinticuatro horas más tarde, todavía cavaba. Finalmente, a las 38 horas, retiró algunos restos y escuchó una voz conocida. —¡Papá! —¡Armand! —gritó el hombre. —Papá, estoy aquí, con otros catorce niños. No me rendí. Sabía que vendrías. Cuando la escuela se derrumbó, Armand recordó la promesa de su papá. Él siempre mantenía la palabra dada. Hace más de dos mil años Jesús hizo una promesa. Antes de volver al cielo, dijo a sus discípulos que un día volvería. No sabemos cuando sucederá, pero sabemos que no nos dejará. Él siempre cumple su palabra.

Tomado de la Matutina El viaje Increíble.

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