domingo, 3 de enero de 2010

CONSECUENCIAS DE UNA DECISIÓN

Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. Y el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda. Génesis 4:4.

Si Abel hubiese querido preservar su vida, ¿no habría sido mejor unirse a las prácticas de su hermano Caín? ¿Quién no quiere preservar su vida? ¿Se habría imaginado Abel en dónde iba a desembocar su obediencia? Ojalá pudiéramos ver el resultado de nuestras acciones. Supongamos que Abel y Caín se hubieran sentado frente a la televisión para ver por anticipado el resultado de sus acciones. Su comprensión de la adoración, su decisión de seleccionar la ofrenda, la respuesta de Dios, la decisión de Caín de matar a su hermano, la invitación al campo, el asesinato, la conversación de Dios con el asesino y su posterior huida. ¿En qué punto habrían resuelto los dos hermanos cambiar la historia?
¿Habría convencido Caín a Abel de llevar la misma ofrenda y así seguir en paz? ¿Hubiera continuado Caín con sus ofrendas, y respetado la de su hermano para evitar los problemas? ¿Habría decidido Abel no salir al campo con su hermano Caín? Uno de los principios fundamentales de la calidad en el desempeño es hacer las cosas bien desde el principio. Por un momento imagina que Caín se hubiera levantado de ver la televisión y hubiera dicho: «Mejor voy a hacer como tú haces, querido hermano, y juntos vamos a agradar a Dios». Jesús hizo referencia a Abel como «el justo» (Mateo 23: 35). Juan evocó el pasaje en el marco de un gran conflicto entre el bien y el mal, la bondad y la iniquidad, lo justo y lo injusto (1 Juan 3: 12). No podemos sentarnos frente a una televisión y ver los resultados inmediatos de nuestras decisiones, pero sí sabemos cómo terminará toda la historia, el bien triunfará. Haz bien las cosas desde el principio. Toma las decisiones que agradan a Dios.

«Estamos a la vista del mundo eterno, y cuan diligentemente debiéramos computar el costo de nuestra influencia. No deberíamos excluir la eternidad de nuestra consideración, sino acostumbrarnos a preguntar continuamente: ¿Agradará esta conducta a Dios?». MJ 28

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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