martes, 25 de enero de 2011

TAREA QUE VIVES, PERO ESTÁS MUERTO

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto (Apocalipsis 3: 1).

Hay personas que durante años viven con un corazón que late únicamente porque está conectado a aparatos que luchan contra la muerte. A veces, nosotras también nos parecemos a esos muertos en vida: tenemos corazón, pero no lo ponemos a trabajar. Simplemente un elemento externo lo mantiene latiendo, pero no hay verdadera vida en él.
«Yo conozco tus obras», nos dice Dios. ¿Qué obras? Él conoce, el porqué de cada acción, y el más profundo de tus sentimientos. Sabe qué es lo que te impulsa a involucrarte en tu iglesia. Discierne los pensamientos y las intenciones más ocultas de tu corazón, y se da cuenta de que estás muerta en vida. ¡Qué triste es pensar que podemos estar cantando, predicando, dando estudios bíblicos e incluso aliviando el dolor ajeno, y sin embargo, permanecer muertas! Las devastadoras palabras finales «no os conozco» serán dirigidas a aquellas personas que decidieron convertirse en muertos vivientes, que jugaron a ser cristianos a medias, que no dejaron que Jesús entrara en su corazón para darle vida.
Puedes creer que con tu estilo de vida estás siendo sincera contigo misma, con los demás e incluso con Dios. Pero tu corazón te engaña. El pecado lo ha atrapado de tal modo que, aun las cosas que son buenas en sí mismas, actúan como agentes destructores de tu propia espiritualidad. La rutina y la inercia que te mueven en cada acción carecen del amor de Dios, fuente del verdadero latido de la vida cristiana.
¿Te ha dado Dios grandes talentos? ¿Qué haces con ellos? ¿Es realmente tu vida un canal por el cual el Espíritu Santo puede obrar, o solo lo aparentas? ¿Qué te mueve a aportar tus talentos a la iglesia? ¿Oras antes de hacerlo? ¿Cuál es el contenido de esa oración?
Si nos proponemos que. todo lo que hagamos sea solo para Dios, nuestro corazón latirá, no bombeando una sangre manchada por el pecado, sino con el mismo ritmo celestial. Estás viva solo si tus obras son motivadas por el Autor de la vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

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