domingo, 13 de febrero de 2011

CUBRE LA FALTA

El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo. Proverbios 17:9.

Ester había conversado en varias oportunidades conmigo, ya que provenía de un hogar con diversos problemas de convivencia; pero esa mañana fue diferente, ya que no vino a hablarme de ella sino de su amiga Amalia.
Los padres de Amalia se habían separado y ella se había quedado con su madre. Como su madre trabajaba de noche y también los fines de semana, Amalia pasaba gran parte de su tiempo en casa, a veces sola y otras veces con amigas. En su deseo de experimentar lo desconocido, se unió a sus amigos en el consumo de drogas. A modo de confidencia, le contó sus aventuras a Ester, quien se horrorizó por la noticia, y le pidió que no le contara a nadie en el colegio, porque corría el riesgo de que la expulsaran.

Con algo de temor Ester me contó el drama que estaba viviendo su mejor amiga, pero me hizo prometer que todo este episodio no saldría de mí. Yo le pregunté: "¿Y cuál es tu propósito, Ester, de contarme todo esto, si no me das lugar para ayudarla?", a lo que me respondió: "Capellán, le cuento esto para que ore por ella y por mí. Por ella, para que vea que se está metiendo en un terreno peligroso, ya que todavía no es adicta, y por mí, para que como amiga la pueda ayudar y logre separarla de esas chicas".

Esa mañana oramos con Ester por Amalia, pero la noticia me quitó la tranquilidad. Semana a semana le preguntaba a Ester cómo le iba con su amiga, hasta que por fin escuché la linda noticia: "Capellán, lo que Amalia hacía es cosa del pasado. Terminó con ese tipo de amistades y ahora todo es diferente. No hay de qué preocuparse. Le aseguro que estoy muy feliz de saber que mi amiga está bien".

¡Qué fabuloso es saber que nuestro buen Dios pone a nuestro alcance amistades que se preocupan de forma sincera! ¡Qué lindo es saber que tenemos gente en la que podemos confiar para buscar una solución a los problemas! ¡Es un privilegio encontrar amigos de verdad, amigos que lo valen en todo el sentido de la palabra, que son amigos por y para nuestro bien.

Jesús, el Amigo fiel y verdadero, es la raíz de toda buena amistad. Su amor, su entrega y su deseo de darnos lo mejor ha de inspirarnos a ser amigos que nos brindemos como se brinda él, sin ningún interés más que el de procurar nuestra salvación. Jesús, el Hijo de Dios y Hermano de la humanidad, está también a tu lado para ayudarte, sostenerte y guardar tus más íntimos secretos, porque "fiel es el que prometió" (Heb. 10:23).


Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

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