jueves, 8 de septiembre de 2011

¿ES LO MISMO ORAR QUE REZAR?

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. Mateo 6:7.

Quienes tenemos contacto permanente con personas de otras religiones, algunas veces usamos palabras que no son bíblicas, ni pertenecen al hablar religioso adventista, pero que son necesarias para que nos entiendan y para que esas personas puedan acercarse al Dios de la Biblia. Por esta razón, muchos se han confundido y han llegado a pensar que "orar" y "rezar" hacen alusión al mismo acto. Sin embargo, como veremos hoy, existen grandes diferencias.
Si bien no existe una definición bíblica sobre la oración, las oraciones que registran las Escrituras nos muestran que "orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo" (El camino a Cristo, p. 92). Orar es conversar con Dios; y a través de esa charla, presentarle toda nuestra vida para que su voluntad nos dirija. En esa conversación le contaremos a Dios nuestros planes futuros para que los prospere, le hablaremos de nuestras preocupaciones, le diremos nuestras necesidades para que él las satisfaga, y le agradeceremos por todo lo lindo que cada día nos permite vivir.
El rezo es diferente. Es repetir una oración de memoria escrita por otro. Existen diferentes oraciones que se dicen como rezo, y no todas están dirigidas al Dios del cielo, pero lo más triste es que algunos de estos rezos están relacionados con la disciplina y las penitencias. No se los dice por amor a Dios o con el deseo de comunicarse con él, sino que se los repite por una "obligación religiosa".
A todo esto, lo más importante es lo que la Palabra de Dios dice de la oración y el rezo. ¿Qué diría un papá, si su hijo le repitiera diez veces lo mismo todos los días? ¿No crees que se aburriría? Estoy seguro que sí, y hasta le diría con cariño: "Hijo, eso ya me lo has contado, ¿qué te parece si hablamos de otro tema?" A esta altura, quizá reflexiones: "Todo esto es verdad, pero los adventistas no rezamos, siempre oramos". Pero debo decirte que eso no siempre es así. Hay oraciones que se dicen antes de comer, o antes de dormir, y que cada día son exactamente iguales. Esas oraciones se parecen más a un rezo que a una charla con un amigo. Si nunca lo hiciste, procura abrirle tu "corazón a Dios como a un amigo" en cada oración que hagas de ahora en adelante.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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