martes, 18 de octubre de 2011

EL SECRETO DE LA VIDA

Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová. Levítico 18:5.

Alvaro anda perdido, en la floresta de sus fracasos. Son varios; muchos, para su corta existencia. Se da cuenta de que la victoria está allí: esa victoria, hasta ahora solo soñada, apenas deseada, pero inalcanzable, estaba allí. La tiene en la punta de los dedos, y se pregunta, ansioso: "¿Qué me falta?"
El texto de hoy es la respuesta: Álvaro no guarda las instrucciones divinas. "Guardar", en el original hebreo, es shamar, que literalmente significa seguir, cumplir, obedecer: este es el secreto de una vida victoriosa. Dios no te creó y te dejó, flotando, en el universo para que, solo, por tus propios medios, trates de ser alguien realizado y victorioso; no. Al crearte, te dio el manual de instrucciones para una vida feliz. Ese manual es la Biblia. Y, en el tiempo de Israel, Dios recomendó a su pueblo: "Guardarás mis instrucciones, y vivirás".
La enseñanza continúa valiendo para nuestros días: no hay manera de alcanzar el puerto soñado de la realización sin obedecer las pautas divinas.
La Biblia no es una colección de prohibiciones, como algunos piensan; tampoco es un libro antiguo, que servía para gente de otros tiempos: sus enseñanzas son actuales, y se adaptan al ser humano de todas las generaciones. Es una carta de amor, que Dios te dejó para mostrarte el camino que te lleva hacia una vida feliz.
Millones han tratado de ser felices con sus propios métodos, sin Dios y sin instrucciones; han alcanzado fama, dinero y poder. Pero, eso no es felicidad; eso no realiza ni satisface al ser humano. Solo en Jesús la persona es completa; solo en él, la nada se hace todo.
Y, como si esto fuese poco, el versículo de hoy termina con la firma del propio Dios: "Yo Jehová", dice, para garantizar la solidez de su promesa.
¿Puedes dudar de una promesa al pie de la cual Dios pone en juego su propio Nombre? Abre los ojos a las instrucciones divinas; atesóralas en tu corazón; sigúelas. Y, con toda seguridad, vivirás. Porque Dios declaró: "Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón

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