jueves, 27 de octubre de 2011

RESGUARDO DE LA TENTACIÓN

Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Mateo 4:10.

Desde pequeños rodos los seres humanos han experimentado la invitación satánica a quebrantar la ley de Dios. A esa invitación se la llama tentación, porque el enemigo de Dios sabe que no tiene poder para obligar a un mortal a cometer pecado, ya que el hombre es quien decide finalmente si acceder o no a la tentación.
La juventud en general es la que está más expuesta a las invitaciones del enemigo. El diablo sabe que si un joven toma caminos pecaminosos y equivocados, arruinará el resto de su vida. Por eso, las tentaciones de tener relaciones sexuales antes del matrimonio, de drogarse o de estar todo un fin de semana trasnochado por salir a bailar, son ofrecidas con tanta frecuencia a la juventud.
Jesús, desde que llegó al mundo, tuvo que soportar permanentemente el acoso diabólico de la tentación. Satanás sabía que era el Hijo de Dios y que había venido para rescatar a la raza humana; por eso hizo todo lo posible para que Jesús cediera tan solo una vez en quebrantar la ley divina. Muchos creen que el Redentor no tenía posibilidad de pecar y que por su naturaleza era imposible que cayera en pecado, "pero nuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo. Se vistió de la naturaleza humana, con la posibilidad de ceder a la tentación" (El Deseado de todas las gentes, p. 92).
¿Cómo hizo Jesús para enfrentar la tentación, salir victorioso y no pecar? Se defendió con la espada del Espíritu (Efe. 6:17), la Biblia. Cuando el enemigo lo invitó a demostrar su divinidad convirtiendo las piedras en pan, cuando lo llevó a lo alto del templo y lo tentó para que se arrojara, confiando en la protección angelical, y cuando le ofreció todos los reinos de la tierra a cambio de la adoración, Jesús respondió siempre con un "escrito está". Las Escrituras fueron el muro de contención contra el pecado.
Y tú, ¿te sientes acosado por el enemigo? ¿Te han agobiado sus tentaciones para que cedas al pecado? ¿Has caído muchas veces y crees que no es posible vencer? No te desanimes, porque el Hijo de Dios conoce tus luchas, ya que él mismo las tuvo que soportar durante 33 años. Por eso, además de darnos su Espíritu para fortalecernos, nos entregó la Biblia, esa espada veraz que tiene en su mensaje la capacidad de defender al creyente más indefenso. La Biblia, como lo fue para Jesús, continúa siendo tu gran muro de contención contra el pecado.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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