domingo, 5 de febrero de 2012

NO «RUMIES» TANTO

«De todos los animales que viven en tierra, pueden comer los que sean rumiantes y tengan pezuñas partidas» (Levítico 11:3).

¡Mira adonde hemos llegado! Estamos en la granja. ¿Ves el ganado? Esa es la manera sofisticada de llamar a las vacas. Las vacas se pasan el día entero masticando y masticando sin parar. Y es porque están rumiando. Seguramente te preguntarás: «¿Y qué es rumiar?». Bueno, digamos que las vacas mastican su comida una y otra vez. La mastican tanto, que cuando esta llega a su destino, ¡está líquida!
Rumiar es algo bueno para las vacas, pues eso las ayuda a digerir bien su alimento. Ellas tienen que masticar la comida una y otra vez. Nosotros no tenemos que hacer eso con nuestros problemas. A veces nos preocupamos tanto por las cosas, que masticamos, los problemas una y otra vez, incluso antes de que aparezcan. Esa sí es una verdadera pérdida de tiempo y energía. Mejor dejemos que Dios se ocupe de nuestras preocupaciones. Él puede cuidarnos y darnos lo mejor Si lees 1 Pedro 5:7, verás exactamente lo que quiero decir Así que no «rumies» tus problemas y deja que Dios se ocupe de ellos. Él puede hacerlo, ¡y tú lo sabes!

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

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