sábado, 31 de marzo de 2012

«HAZ CLIC»

Por eso, todos nosotros [...] somos como un espejo que refleja la gloria del Señor. 2 Corintios 3:18.

¿Sabes lo que significa la palabra «icono»? Si la buscas en un diccionario, encontrarás que dice «representación pictórica», «imagen», o «símbolo». Y para encontrar ejemplos solo tienes que encender tu computadora. O quizás, lo que es más fácil aún, basta con que yo diga Internet Explorer, o Adobe, o Microsoft Word, o Google, para que en tu mente aparezca el icono de ese programa, o buscador, o antivirus, o lo que sea. 
Hace algún tiempo leí un interesante artículo donde su autor, David Edgren, preguntaba al lector: «¿Qué icono seleccionarías para representarse a ti mismo?». La pregunta me dejó pensando: ¿Qué imagen escogería yo? Quizás un libro, porque me gusta mucho leer. O tal vez una pelota de béisbol o de basquetbol, mis deportes favoritos. O una manzana, mi fruta preferida. ¿Y cuál escogerías tú? ¿Qué icono representaría mejor tu persona? 
Luego el autor se tornó más personal. Preguntaba al lector qué información aparecería al hacer clic en su icono particular. Con esa sugerencia me dejó preocupado. «Si alguien hiciera clic en mi icono —me pregunté— ¿qué información aparecería al abrirse el programa?» ¡Vaya! Que con solo hacer clic la gente pueda saber cuáles son mis gustos, pasatiempos, aspiraciones, secretos... (Signs of the Times [Señales de los tiempos], mayo de 2008, pp. 28, 29). 
¿Te imaginas? Menos mal que en la vida real solo Dios tiene esa facultad de leer» todo lo que hay en tu mente y en la mía. Ahora bien, que Dios pueda leer lo que hay en nuestro corazón, ¿es una buena o mala noticia? Serían malas si Dios usara esta información para andar por ahí chismeando lo malo que hacemos. Pero no es así. Nuestro Padre celestial solo espera que, arrepentidos, confesemos nuestras faltas para limpiarnos del «virus» del pecado. Para ello dispone del «antivirus» más poderoso del universo: la preciosa sangre de su Hijo Jesucristo. 
¿Qué te parece si, ahora mismo, le pides a Dios que la sangre de Jesús te limpie de todo pecado? Si lo haces de corazón, quedarás tan limpio que si alguien «hiciera clic en tu icono», vería a una persona transformada por el poder del Señor Jesucristo.
Ayúdame, Señor a reflejar, como un espejo, tu gloria. 

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes 
Dímelo de frente 
Por Fernando Zabala

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