lunes, 2 de abril de 2012

LOS TULIPANES Y YO


Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otras y para con todos, como también lo hacemos nosotros pañi con vosotros. (1 Tesalonicenses 3:12).

El paisaje a mi alrededor era una planicie que me parecía rara, ya que vengo de un país que es montañoso y que tiene una vegetación exuberante y colorida.  Mi casa anterior estaba rodeada de montañas y volcanes. Pero en mi nuevo lugar de residencia no había plantas coloridas y el terreno era seco y arenoso, el paisaje típico de una zona semidesértica.
Al entrar a mi nueva habitación todo parecía perfecto; una grande, mi propio baño y otros detalles que incluso la hacían más acogedora. Pasaron los días, pero algo me hacía falta y no sabía qué era.
Una mañana, mientras estaba en un supermercado, entré al departamento de jardinería. En ese preciso momento me di cuenta de que una planta decorativa le daría el toque final a mi nueva morada. Dediqué unos minutos a buscar algunas semillas apropiadas para la época de primavera.  Cuando llegué a mi casa busqué información adicional, y por la tarde ya las estaba plantando. Las instrucciones eran pocas y precisas: sembrarlas a poca profundidad, colocando las semillas con la punta hacia arriba.
Luego debía cubrirlas con tierra y finalmente regarlas con agua.  Así fue como todo empezó; los tulipanes y yo nos dimos a la tarea de crecer al mismo tiempo, y ¿cómo es que se puede crecer como una planta? Te daré el secreto para que puedas florecer muy pronto:
  • Llena tu vida de amor. Ama al Señor con todo tu corazón toda tu alma y con todas tus fuerzas (ver Deut. 6:5).
  • Siembra semillas de amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. (Ver Gal. 5:22). 
  • Riega tus actos de agua de vida, porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios enjugará toda lágrima de tus ojos (Ver Apoc 7:17)
  • Permite que el sol de justicia ilumine tu vida.  Atiende, Señor, a mis palabras, escucha mis suplicas, escucha mi clamor, por la mañana te presento mis ruegos y quedo en espera de tu respuesta. (Ver Sal 5:1-3)

Si pones en práctica estas recomendaciones, en poco tiempo podrás disfrutar de las flores más bellas que puedas imaginar.  Mis tulipanes ya alcanza los veinte centímetros de altura y pronto florecerán.  De igual manera mi fe sigue creciendo fuerte y constante.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Yoela Murillo

No hay comentarios:

Publicar un comentario