martes, 1 de mayo de 2012

RETEN LO QUE TIENES


Vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. (Apocalipsis 3:11).

Hace años una agraciada joven fue coronada como la ganadora de un reconocido concurso de belleza. Sin embargo, la alegría le duró muy poco, pues unos minutos después de la coronación, en medio del asombro de las participantes y del público, los organizadores indicaron que se trataba de un error. Fue un momento de gran confusión y perplejidad.
La Biblia nos cuenta la triste historia de un joven que también perdió su corona, aunque en circunstancias muy diferentes. Este muchacho, a pesar de haber sido educado en los principios correctos, se apartó de las enseñanzas de sus padres al ser atraído por las tentaciones del medio que lo rodeaba.
Sansón, como muchos jóvenes, era inquieto y estaba lleno de vida. Su fuerza y sus talentos lo hacían sobresalir entre sus compañeros. Sin embargo, empezó a relacionarse con personas que no tenían sus mismos principios ni compartían su fe.
El primer error de Sansón fue olvidar sus raíces. Había sido elegido por Dios desde antes de nacer; era una persona con un propósito y una misión que cumplir. Al olvidar su identidad se desvió del plan que Dios tenía para él y se entregó a los deseos de la carne. Sansón es un ejemplo de cómo, cuando se pierde la identidad, por lo general uno olvida sus objetivos y su derrotero.
Es lamentable ver a personas talentosas que han servido a Dios en el pasado y que hoy en día están desperdiciando sus vidas. Sus esfuerzos caen en la nada porque se han apartado de la «fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua» (Jer. 2:13).
Al olvidar su linaje real se transforman en seres vacíos y llenos de amargura. 
Amiga, tú tienes una misión que cumplir y, aunque te parezca demasiado sencilla, para el Todopoderoso es de gran valor. No permitas que el enemigo te susurre que no vale la pena continuar la lucha, o que es muy tarde para regresar al redil. Dios te ha escogido para salvación. Jesús ya pagó el precio y te ha convertido en una princesa.
¡Retén lo que tienes y no permitas que nadie te despoje de tu corona!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Alejandra Araya

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