martes, 17 de julio de 2012

ALGO PARA RECORDAR EN TIEMPO DIFÍCILES


En el año en que murió el rey Uzías, vi al Señor sentado en un trono muy alto. Isaías 6:1.

Si tuvieras que animar a un amigo que no logra entender por qué el mundo está tan convulsionado, ¿qué le dirías? El siguiente relato bíblico te puede ayudar en un caso así.
Hace muchos siglos vivió un hombre llamado Isaías. Cuando era joven, Isaías se preguntaba por qué en Judá, su país, había tanta maldad. No entendía por qué los líderes del pueblo no defendían a las viudas, a los pobres y a los huérfanos (ver Isa. 1:21-26). Tampoco comprendía por qué Dios permitiría que Asiria, un pueblo pagano, estuviera a punto de invadirlos. Para colmo de males, el rey Uzías acababa de morir (Isa. 6:1). ¡Peor, imposible!
En medio de circunstancias tan adversas, Isaías fue llamado para ser profeta de Dios. Sin embargo, ¿cómo podría cumplir él con esta responsabilidad en un tiempo cuando parecía que Satanás, no Dios, estaba sentado en el trono del universo?
Cierto día cualquiera Isaías fue al templo, sin imaginar la sorpresa que allí lo esperaba: Isaías vio al Señor sentado sobre un trono alto y sublime (Isa. 6:1), y pudo escuchar que los ángeles exclamaban: «Santo, santo, santo es el Señor todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria» (vers. 3).
Ese día, cuando salió del templo, Isaías ya tenía la respuesta a todas sus dudas: «No puedo entender por qué hay tanta maldad, pero una cosa sé: Dios está sentado en su trono y desde ahí gobierna los asuntos de todo el universo».
Te invito a volver ahora a la pregunta inicial: ¿Qué le dirías a tu amigo desanimado? Podrías decirle algo así:
«Cuando escuches hablar de guerras y de ataques terroristas; cuando oigas del colapso de los mercados financieros; cuando veas sufrir a un inocente o prosperar al impío, recuerda: Dios está sentado en su trono.
«Y cuando sientas que tu mundo se desploma porque tu mejor amigo te dio la espalda, porque no pudiste ingresar a la carrera profesional de tus sueños o porque otra vez caíste en ese pecado, recuerda Dios está sentado en su trono».
Si Dios todavía reina. Y debido a que él reina, puedes confiar en que manejará  con acierto los asuntos de este mundo; y en el que también cuidará de ti, hoy y siempre.
Señor, ayúdame a vivir hoy confiando porque tu estas sentado en tu trono.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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