martes, 31 de julio de 2012

PONLE CORAZÓN


El tramo siguiente [...] lo reconstruyó con entusiasmo Baruc hijo de Zabay. Nehemías 3:20, NVI.

Un relato anónimo cuenta que un joven estaba aprendiendo a ser trapecista. Cierto día le preguntó a un veterano qué cosas debía tener en cuenta para lograr éxito en ese oficio tan arriesgado.
—Cuando te lances del trapecio —respondió el hombre—, asegúrate de que tu corazón se lance en primer lugar. Luego tu cuerpo lo seguirá naturalmente.
En otras palabras, si quieres tener éxito, pon todo el corazón en la tarea. Lo demás vendrá por añadidura. ¿Qué significa «poner el corazón»? Significa realizarlo con el mayor entusiasmo y de la mejor manera posible, no importa lo pequeño que parezca.
Esta actitud la ilustra bien un hecho que tuvo lugar cuando una supervisora escolar visitó cierta institución educativa. Al recorrer uno de los pasillos, vio una pintura que le llamó la atención.
—¡Qué cuadro tan lindo! —exclamó—. ¿Lo han hecho los alumnos?
—Así es —respondió una de las maestras.
Muy cerca del cuadro estaba un niño que irradiaba orgullo. Con sus hombros erguidos, parecía estar ansioso de que la supervisora lo tomara en cuenta.
—Y tú, ¿qué parte de la pintura hiciste?
Radiante de alegría, el niño contestó:
—¡Yo lavé los pinceles! (K. H. Wood, Para el hombre moderno, p. 74).
Una contribución muy modesta, es verdad, pero el niño la había realizado con supremo entusiasmo. ¡Y estaba orgulloso de ello!
En la Biblia encontramos una actitud similar, cuando estaba en proceso la reconstrucción de los muros de Jerusalén bajo el liderazgo de Nehemías. Si lees el capítulo tres de Nehemías, notarás que fueron muchos los que participaron en la obra, pero solo de Baruc se dice que hizo su trabajo «con entusiasmo» (Neh. 3:20, NVI). Otra versión dice que Baruc trabajó «con todo fervor» (RV95).
¡Qué interesante! A Baruc se lo menciona una sola vez en las Escrituras, en apenas un versículo, pero esa única mención resalta la manera entusiasta que tenía de hacer las cosas.
Si se pudiera resumir en un versículo la manera como haces tu trabajo, ¿qué se diría de ti? ¿Con qué actitud realizas tus tareas? ¿Y las de la Iglesia? ¿Y cuando haces un favor? El ejemplo de Baruc nos enseña que todo lo que caiga en nuestras manos tiene que ser hecho con el mayor entusiasmo, «poniendo todo el corazón» ¡Eso también es cristianismo!
Señor, me propongo realizar con entusiasmo mis deberes de este día.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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