viernes, 3 de agosto de 2012

EL TOQUE MAESTRO


Ustedes son en mis manos como el barro en las manos del alfarero, Jeremías 18:6.

Se cuenta que el bloque de mármol que Miguel Ángel, el célebre escultor del Renacimiento, usó para crear El David fue durante años un simple pedazo de mármol que un escultor novato casi arruinó por completo.
Por tratarse de mármol de Carrara, de la mejor calidad, fue transportado por vía marítima a Florencia, donde otros dos escultores intentaron, sin éxito, crear una escultura de David, el héroe bíblico. Durante años el bloque de mármol permaneció abandonado, aparentemente inservible, en el patio de la catedral de Florencia. Pero un día cayó en manos de Miguel Ángel, quien trabajó arduamente en la piedra que había sido desechada, hasta que el 8 de septiembre de 1504 mostró al mundo El David, una de las obras maestras de todos los tiempos.
¿Qué vio Miguel Ángel en esa piedra, aparentemente inservible? Donde otros vieron un simple bloque de piedra sin utilidad, él vio posibilidades. Vio no tanto lo que era la piedra en ese momento, sino lo que podía llegar a ser después que él la trabajara. Sus hábiles manos dieron un toquecito aquí, otro allá, una y otra vez, durante casi tres años, hasta que magistralmente logró plasmar en la piedra la figura que ya había concebido en su mente.
¿No es esta una bella ilustración de lo que Dios puede hacer en tu vida y en la mía sí se lo permitimos? Ahora mismo puede parecer que tu vida no tiene mucho valor. Ves en ella defectos de carácter que afectan negativamente tu autoestima. A lo mejor has tenido un fracaso reciente que te ha hecho sentir muy mal. O quizás estás luchando por no ceder ante alguna tentación.
Si cualquiera de estas circunstancias está afectando tu estima propia, entonces es hora de que te coloques en manos de un Experto en «reparar» vidas. Ese experto es el Divino Escultor, Cristo el Señor. Él no te negará sus servicios. Con el mayor gusto, te restaurará conforme al propósito para el cual fuiste creado. Con esa habilidad que nadie puede igualar y mucho menos superar; con un toquecíto aquí, y otro allá, te convertirá, de «piedra desechada», en obra maestra, para gloria de su nombre.
El quiere comenzar el proceso de restauración ahora mismo ¿Se lo permitirás?
Divino Escultor, coloco mi vida en tus manos.  Moldéala de acuerdo a tu voluntad.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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