domingo, 26 de agosto de 2012

MUJER MADURA Y BELLA


El tiempo de los atavíos de las jóvenes era de doce meses: seis meses se ungían con aceite de mirra y otros seis meses con perfumes aromáticos y ungüento para mujeres.  Después de este tiempo, cada una de las jóvenes se presentaba por turno ante el rey Asuero (Esther 2:12).

Las mujeres reaccionamos con mayor intensidad ante los cambios físicos del envejecimiento como arrugas, canas, sobrepeso, piel seca, caída del pelo, etcétera. Estos son indicadores de que hemos perdido atractivo físico, sin contar los achaques de la edad o del descuido.
Se producen grandes transiciones en tres momentos clave del ciclo familiar de la mujer: los cambios de funciones relacionados con el nacimiento de los hijos, su crianza y su educación; la salida de los hijos del hogar y la menopausia, que puede provocar depresión.
Una investigación reciente identificó cuatro tipos de "mujeres maduras" entre 39 y 55 años.

  • Mujeres tradicionales: Mujeres maduras que se sienten responsables de su futuro y asumen lo que marca la tradición para ellas.
  • Mujeres innovadoras: Las que han realizado una carrera, y considerando muy difícil llegar a la cima empiezan a reconsiderar muchas cosas.
  • Mujeres expansivas: Las que, al llegar a la madurez, introducen cambios profundos en sus metas con el fin de ampliar sus horizontes. Algunas regresan a la universidad a fin de prepararse para nuevos trabajos, o por vocación.
  • Las manifestantes: Empujadas a ser adultas antes de tiempo, y tratan de posponer en lo posible la madurez.

La Biblia no ignora los atractivos del cuerpo físico pero pone énfasis en la sencillez y la modestia. Esther fue una mujer bella físicamente, pero también tenía madurez y ganaba el favor de todos. Una es tan joven como su fe, su confianza y su esperanza, o tan vieja como su duda, su temor y su desesperación.
En búsqueda de la belleza es una búsqueda de nuestra verdadera identidad. Una vez nos damos cuenta de que somos hijas de Dios, todas las cosas cambian, nuestra forma de pensar, de conducirnos y de percibirnos a nosotras mismas.  El interés en nuestra apariencia física permanece, pero ya no es nuestra preocupación principal.
Medita en esto: «Los años arrugan la piel, pero solo el abandono del entusiasmo arruga el alma».

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Blanca Dalia R. de Góngora

No hay comentarios:

Publicar un comentario