miércoles, 29 de agosto de 2012

¿QUÉ VENDE REALMENTE LA PUBLICIDAD? – 1.


El alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual. Hebreos 5:14 NVI.

¿Podrías imaginar a un mundo sin anuncios comerciales? No es fácil, porque has crecido bajo el incesante bombardeo de la publicidad. Nadie duda de que la publicidad comercial informa. Nos advierte de un sinnúmero de productos y servicios que están a nuestra disposición. Pero no se invierte tanto dinero solo para informar. El fin supremo es vender: desde un desodorante hasta un candidato político. Esto, por supuesto, no es malo. El problema se presenta cuando nos intentan vender, más que un producto, un estilo de vida.
Robert DeMoss, que analizó con detenimiento el tema, opina que este último objetivo es perseguido por medio de lo que él llama «las cinco grandes mentiras de la publicidad» (Learn to discem, pp. 103,104):
  • Mentira n° 1: «Lo más importante en la vida es la posesión de bienes». Es decir, según lo que tienes, eso es lo que vales. Eso es materialismo, la filosofía del mundo que vende la idea de que nuestro valor como personas depende, no de lo que somos, sino de cuánto tenemos.
  • Mentira n" 2: «Vive el momento, es todo lo que tienes». Esto se llama existencialismo, la creencia de que no hay nada más allá del aquí y el ahora.
  • Mentira n" 3: «Lo más importante en la vida eres tú». Es verdad que eres importante y también maravilloso, por ser hijo de Dios, pero el mundo no gira en torno a ti. Los demás también cuentan.
  • Mentira n° 4: «La vida es una sola; por lo tanto, gózala». O sea, busquemos el placer solo por el placer. El problema con esta filosofía es que esta vida no es la única, y el placer no es lo más importante.
  • Mentirán" 5: «Dios no es importante». Esto es secularismo. Si Dios no cuenta, entonces la vida no tiene sentido, ni tampoco hay base para la esperanza.

¿Cómo puedes combatir estas mentiras? Al equipar tus sentidos para detectarlas, aun cuando vengan «empaquetadas» de la manera más atractiva. Y sobre todo, al no permitir que destronen a Dios del primer lugar en tu vida.
Padre bueno, capacítame para reconocer el mal y evitarlo, no importa cuan atractivo se me presente.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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