viernes, 10 de agosto de 2012

SEGURIDAD


Dios es nuestro amparo y fortaleza nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida y se traspasen los montes al corazón del mar. (Salmo 46:1-2).

En algún momento todas hemos sido afectadas por el sufrimiento y la angustia. No sabemos por qué, pero sentimos en el interior de nuestro pecho una gran opresión que no sabemos definir: únicamente podemos decir que «se nos encoge el corazón». Sin embargo, en esos momentos el Señor nos dice que él es «nuestro amparo y fortaleza», y eso es cierto, ¡muy cierto!
Recuerdo que en cierta ocasión tuve a un hijo hospitalizado durante más de un mes. Fueron días de incertidumbre respecto a su estado de salud. La angustia que se siente no se puede explicar. Cada día, en medio del dolor, me levantaba muy temprano para orar. Un día tras otro le pedía a Dios por la salud de mi hijo, y experimentaba una sensación de seguridad y de confianza que me duraba el resto del día.
Job es uno de los personajes de la Biblia que más admiro. Dios permitió que lo perdiera todo para probar su fidelidad y verdaderamente demostró su gran amor por Dios. Sus amigos lo acusaron, su mujer llegó a despreciarlo, pero él continuaba firme porque sabía en quién había creído. A pesar de su gran sufrimiento tuvo fuerzas para levantar su voz y decir: «Yo sé que mi Redentor vive» (Job 19:25). Esas palabras deberíamos llevarlas muy dentro de nosotros para poder enfrentar los momentos de dolor y sufrimiento.
Se dice que la fe mueve montañas. Jesús mismo lo afirmó cuando sus discípulos le preguntaron por qué ellos no habían podido echar fuera al demonio que se había posesionado de un muchacho. Jesús les respondió que no lo habían hecho por su falta de fe. «De cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará; y nada os será imposible» (Mat. 17:20).
Cuando se empieza a construir un edificio, se deben preparar unos cimientos adecuados. Para nosotros la fe es el fundamento que sostiene nuestra vida. Nunca podremos superar las pruebas por nosotras mismas, ¡necesitamos a Dios, que es nuestro amparo y fortaleza!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Rosita Val

No hay comentarios:

Publicar un comentario