miércoles, 22 de agosto de 2012

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD


Que Vasti no se presente más delante del rey Asuero (Esther 1:19).

Dice la biblia que cuando la reina Vasti fue llamada a comparecer ante el rey, no obedeció. Lo que más me impresiona de esta parte de la historia es la rapidez con que Vasti fue sustituida. No tuvo la oportunidad de explicar las razones por las que no había atendido el llamado del rey. Tampoco tuvo tiempo para pedir que se le permitiera rectificar su respuesta. A diferencia de este relato, son muchas las ocasiones en las que Dios nos concede segundas oportunidades.
Mi esposo, mi hija y algunos compañeros de trabajo habíamos estado disfrutando de unos días de descanso en la hermosa isla Margarita. Pasamos unos días realmente agradables, pero llegó el momento de regresar a casa. Antes de marcharnos quisimos comprar algunas cosas en el centro de la ciudad. El tiempo pasó demasiado rápido y cuando nos dimos cuenta se nos había hecho tarde para regresar, ya que podíamos perder el ferry que nos llevaría de vuelta a casa. Regresamos lo más pronto que pudimos al hotel, recogimos nuestras cosas y salimos rumbo al lugar donde tomaríamos el barco de regreso.
Todos nuestros compañeros ya se habían ido. Únicamente había quedado una familia con nosotros. Ellos iban en su carro al frente del nuestro, porque conocían mejor el camino. Por fin llegamos al muelle cuando apenas faltaban cinco minutos para la hora de salida del ferry Revisaron las cosas que llevábamos y también nuestros boletos y nos dejaron pasar. Sin embargo, el señor que revisaba hizo una llamada utilizando su radio y nos dijo: «Lo siento, ya no hay más cupo para autos, deben esperar el próximo barco». ¡Nosotros nos quedamos, y todos los demás se fueron! Tuvimos que esperar cuatro horas para abordar otro barco. Me imagino que la reina Vasti sintió una sensación todavía peor al enterarse de que había sido sustituida y que no tendría una segunda oportunidad.
Es posible que alguna vez te haya dejado un tren, un avión o un barco. No obstante, Dios hoy te ofrece una segunda oportunidad, un nuevo comienzo. Él desea restaurarte, sanarte y finalmente salvarte. ¡Únicamente tienes que rendirte a sus pies y aprovechar cada una de esas oportunidades!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Gregaria González de Belisario

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