sábado, 1 de septiembre de 2012

PALABRAS DE ÁNIMO


Nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios (2 Corintios 1:4).

El día de mi cumpleaños, mi esposo y yo nos fuimos de compras y luego él me invitó a almorzar. No fue casualidad que nos sentáramos donde nos sentamos. En la mesa de al lado estaba almorzando una familia numerosa y me llamó la atención que los acompañaba un niño de unos seis años que sufría algún tipo de retraso mental. De inmediato pensé en mi hijita y se me llenaron los ojos de lágrimas, recordando lo mucho que se sufre en una situación como esa.
Me acerqué para hablar con la madre, pues me había identificado con su dolor. Le dije que, al igual que ella, nosotros habíamos enfrentado esa misma dificultad. Noté una expresión de sorpresa en su rostro, pues en ocasiones, ante un gran sufrimiento, pensamos que nadie nos puede comprender. Traté de infundirle ánimo y le hablé de cómo nuestra situación nos había ayudado a ser pacientes, tolerantes y humildes, virtudes que de otro modo quizá no se habrían arraigado profundamente en nuestras vidas.
Ella me dijo que la situación de su niño les había traído paz, tanto en lo personal como en su hogar, que vivían pidiéndole al Señor que les diera fortaleza, sabiduría y paciencia. Mi esposo se unió a mí en los consejos y palabras de ánimo y al final aquella madre se despidió dándome un beso en la mejilla y diciendo: «Ustedes son muy lindos». Subió a su auto y la vimos llorar. Le prometí orar por ella y por su situación y así lo he hecho. Sé que Dios la fortalecerá como lo hizo con nosotros.
Aquella tarde Dios pudo usarnos. ¡Gracias, Señor Jesús, por permitirnos ser un medio de consuelo para quienes lo necesitan! «A todos nos acosan preocupaciones apremiantes, cargas y obligaciones; pero cuanto más difícil la situación y más pesadas las cargas, tanto más necesitamos a Jesús» (El ministerio de curación, p. 409).
Intentemos en todo momento pronunciar palabras de I mudad y consuelo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Anónimo

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