lunes, 15 de octubre de 2012

EL AGUA CONTAMINADA


Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.(Filipenses 4:12).

Un sábado del mes de junio, mi esposo y yo nos levantamos muy temprano, ya que pensábamos asistir a una iglesia que nos quedaba a dos horas de distancia. Al caer la tarde, ya de regreso en casa, quise refrescarme el rostro con un poco de agua. Abrí la llave del lavamanos y, como es usual en la Universidad Adventista de las Filipinas, el agua fluyó abundante y fresca. Sin embargo, noté que había algo diferente en el agua: un fuerte olor a queroseno. Al momento salimos de nuestro apartamento y avisamos a nuestros vecinos de que no usaran el agua. Para solucionar aquel problema hubo que emplear una inmensa cantidad de tiempo, dinero, esfuerzos y paciencia. Unas siete semanas más tarde, la crisis había terminado.
Aquella situación me llevó a pensar que nuestra vida podría cambiar en un abrir y cerrar de ojos por diversas circunstancias. Era muy cómodo abrir el grifo y tener agua, pero ahora había que esperar a que la trajeran dos veces al día, luego debíamos acarrearla hasta los apartamentos y después hervirla si deseábamos consumirla. Cuando se produce un cambio en nuestras costumbres, o estas se ven amenazadas, el viejo hombre puede asomar su feo rostro. Por momentos pensamos que se debía tomar algún tipo de represalia en contra de aquellos que pudieron tener alguna responsabilidad respecto a la contaminación del agua. Sin embargo, pienso que lo mejor fue hacernos eco de las palabras de Pablo en Filipenses 4:12: «Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para tener abundancia como para padecer necesidad».
Demos gracias a nuestro Padre celestial por las muchas, o por las pocas, comodidades que estamos disfrutando. Si acaso nos toca enfrentar alguna situación difícil, reaccionemos con una actitud cristiana.
Señor, ayúdame a enfrentar el día de hoy con la seguridad de que tú estarás a mi lado y me ayudarás a mostrar en todo momento una actitud semejante a la de Cristo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Consuelo de Chacón

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