sábado, 13 de octubre de 2012

LA SOLEDAD PUEDE SER TU AMIGA


Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides. (Deuteronomio 31:8)

Para algunas de nosotras, la soledad es un estado aterrador que se debe evitar a toda costa. Estar a solas significa tener un encuentro con nosotras mismas y muchas veces esto nos pone frente a una realidad a la que tememos. La soledad es para muchas un juez cruel que acusa y condena. Otras veces se transforma en un verdugo implacable que castiga. Sin embargo, para muchas personas la soledad es una invitación a la reflexión profunda, al análisis interno, y deja como resultado una sensación de paz y tranquilidad.
¿Cómo reaccionas ante la soledad? Al hablar de soledad me refiero a aquellos momentos que todas vivimos, cuando los hijos y el esposo se van por la mañana y nosotras nos quedamos en casa, solas frente a las tareas que dejan otros tras un desayuno apresurado. Tal vez tu hogar esté vacío, porque tus hijos lo han dejado para formar su propio nido. Quizá nos dediquemos a revisar una a una las habitaciones vacías de los que allí estuvieron. A lo mejor tu esposo descansa hasta el día de la resurrección. ¿Es para ti la soledad un verdugo cruel, o acaso un aliado en la batalla de la vida? Sea cual sea la situación que estés viviendo, Dios te ofrece recursos ilimitados para que hagas de la soledad un tiempo de enriquecimiento personal y de crecimiento en Cristo Jesús.
Querida amiga, si la soledad se ha transformado en la compañera permanente de tu vida, ¡no la temas! Haz de ella tu aliada, tu amiga, tu confidente. ¡Que sea ella la puerta para una amistad más estrecha y exquisita con tu amigo Jesús! A solas podrás recibir las caricias del cielo y el abrazo de Dios. El atento oído del Eterno está presente para escucharte. Es a solas como tus labios se pueden abrir implorando misericordia; asimismo, tus ojos podrán deleitarse en la lectura de textos enriquecedores.
La próxima vez que estés «a solas con la soledad» no te abatas, da gracias a Dios por ella; porque en soledad también puedes acercarte más a tu Señor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Erna Alvarado de Gómez

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