lunes, 5 de noviembre de 2012

DETECTAR EL PROBLEMA


«Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Corintios 15:57).

En Londres, Inglaterra, un brote de cólera declarado en 1854 segó en pocos días la vida de 578 personas. En aquel entonces, ni los científicos ni los médicos habían oído hablar de las bacterias. El origen de la enfermedad era un misterio. Lo intentaron todo para curar a los enfermos, pero ninguno de ellos sobrevivió.
John Snow se contaba entre aquellos médicos. Desesperadamente, intentaba contener el brote, por lo que decidió atajar el problema desde un nuevo enfoque. Sobre un plano de la ciudad, marcó las muertes por cólera. Marcó con un punto el domicilio de cada una de las víctimas. Cuando terminó, disponía de una imagen del alcance de la enfermedad. Los puntos parecían agruparse en el centro de la ciudad. La causa de la enfermedad parecía tener su origen en Broad Street, en el distrito del Soho. Aunque la comunidad médica del momento no lo aceptó, el Dr. Snow estaba convencido de que las enfermedades como el cólera eran transmitidas por el agua potable. Con esta idea en mente, en el plano dibujó una marca para cada fuente del distrito. El resultado fue justo lo que esperaba. Los puntos que representaban las víctimas se agolpaban alrededor de una única fuente, la situada en Broad Street.
Cuando el médico mostró a los responsables municipales su hallazgo, inhabilitaron la fuente de Broad Street. Eliminado el origen de la epidemia, los nuevos casos se detuvieron en seco.
Cuesta creer que una solución tan sencilla fuese tan difícil de encontrar. El tratamiento sintomático de la enfermedad no era efectivo; era preciso atajar las causas.
Permítame un ejemplo. Supongamos que alguien llega a la conclusión de que está comiendo demasiado, cosa que es síntoma de falta de dominio propio. Ese alguien decide orar y rogar a Dios que lo ayude a no comer tanto. ¿No sería más eficaz orar: «Señor, dame el don del dominio propio»? Su oración será más eficaz si le pide a Dios que le muestre las causas de sus problemas y él le dará la gracia para vencerlas. Basado en Juan 3:3-7.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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