sábado, 1 de diciembre de 2012

GIGO


Que nadie sea inmoral ni profano como Esaú. Hebreos 12:16NVI

Si conoces el mundo de la computación, muy probablemente hayas escuchado mencionar el término GIGO. Se trata de un acrónimo, en inglés: «Garbage in, Garbage out» (Basura que entra, basura que sale).
GIGO es una regla de la computación que establece que la calidad del producto que obtienes de un programa depende de la calidad de la información que le suministras. Si alimentas la computadora con basura, ¿qué otra cosa obtendrás, si no basura?
Nada para sorprenderse. Como tampoco sorprende saber que si solamente entra basura a la mente, de ella solo saldrá basura. Ya lo dijo el mismo Señor Jesús: «De lo que abunda en el corazón, habla la boca» (Mat. 12:34).
¿Y qué tiene que ver todo esto con la lectura bíblica para hoy, la cual nos habla de Esaú, el hijo de Jacob? Tenemos que buscar la respuesta en el significado de la palabra profano: mundanal, secular, irreverente. Esto no nos dice mucho. Pero si investigas el significado original de profano encontrarás que es una palabra compuesta: pro- (fuera de), fanum (templo). Es decir, «fuera del templo».
Por otra parte, la raíz griega de profano se asocia con «umbral»: el piso o escalón, debajo del dintel, que la gente pisa al entrar y salir de una casa. Ese significado de profano, unido al anterior («fuera del templo») sugiere una persona cuya mente está desprotegida, de modo que se puede entrar o salir sin que nada lo impida.
¡Qué imagen tan apropiada de lo que no debería ocurrir en nuestra vida! En mente de la persona profana es como una ciudad desprotegida, por donde se puede entrar y salir sin control alguno. Es el tipo de persona que se sienta frente a la pantalla de su computadora para navegar por Internet, o frente al televisor, sin ningún control sobre las imágenes que tendrán acceso a su mente. O se rodea de amigos cuyas bocas son comparables a las cloacas de las grandes ciudades.
Padre mío, ayúdame a proteger mí mente de modo que soto entre información que glorifique tu nombre.
Digámoslo de frente, sin rodeos: al final del día serás mejor o peor persona dependiendo de lo que permitas que ingrese a tu mente. Mientras la mente del mundano solo se dedica a reciclar basura; la del cristiano, solamente lo que es verdadero, lo recto, lo puro (ver Fil. 4:8).
¿Cómo saber si somos profanos o cristianos? GIGO nos da la respuesta: Todo depende de lo que entre a nuestra mente.

Padre mío, ayúdame a proteger mi mente de modo que solo entre información que glorifique tu nombre.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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