sábado, 26 de enero de 2013

«¿QUIERES TOMAR ALGO CONMIGO?»

El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña (Proverbios 12:10).

Poco antes de publicar su artículo «Inside the Minds of Animáis» [En la mente de los animales], en la revista Time de agosto de 2010, Jeffrey Kluger recibió de Kanzi, un bonobo de veintinueve años, una invitación para tomar café. Los bonobos son primates, primos cercanos del chimpancé, que viven al sur del río Congo, en África. Kanzi, sin embargo, vive en un centro de investigaciones de lowa, Estados Unidos, donde se le ha enseñado a comunicarse mediante un lenguaje desde que nació.
Kanzi conoce formalmente 384 palabras, aunque ha creado probablemente algunas docenas más por sí mismo. Durante la mayor parte del día, Kanzi mantiene cerca de sí tres hojas ilustradas con cientos de símbolos llenos de color que representan las palabras que los investigadores le han enseñado, o que él ha creado. Su vocabulario incluye palabras como «pelota», «gelatina», «cosquillas» y «correr». Cuando desea comunicarse, señala esos símbolos con el dedo para expresar lo que quiere decir.
Así, la mañana en que Jeffrey y Kanzi se conocieron, el mono señaló con el dedo al símbolo para café y luego a Jeffrey, para invitarlo a compartir. Cuando Jeffrey se recuperó de la sorpresa, se fue a buscar dos tazas de café caliente. Cuando hubieron tomado el café, Kanzi apuntó el símbolo «pelota». Era tiempo de ir a jugar.
Los científicos comprenden cada día más que la inteligencia de los animales es mayor de lo que antes pensábamos. Por ejemplo, los cuervos han mostrado habilidad para doblar alambre y crear un gancho para sacar comida que se encuentra en el fondo de un tubo de plástico. Se sabe que las nutrias abren los moluscos quebrándolos con rocas y que las hienas deciden de antemano qué cazarán y cuántos miembros de la manada son necesarios para lograrlo. El conocimiento de la inteligencia animal ha llevado a algunos científicos a preguntarse cuánto sufren los animales, porque entienden que una mayor capacidad intelectual y de autoconciencia aumenta, sin duda, la capacidad para sufrir o para ser feliz.
La Biblia dice que «toda la creación todavía gime a una» por causa del sufrimiento que trajo la humanidad (Rom. 8:20-22). Lamentablemente, muchos impíos infligen sufrimiento intencionado a los pobres animales. Es importante, entonces, que te preguntes hoy cuan felices son tus mascotas. Cuida y protege a los animales, también son criaturas de Dios.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

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