miércoles, 20 de febrero de 2013

CARA O CECA


Lugar: Florida, EE, UU.
Palabra de Dios:  Filipenses 2:10,11.

El día de elecciones había terminado. Los votantes habían emitido sus votos, y ahora todo lo que quedaba era contarlos, para decidir quién era el ganador de las elecciones de 2004 para el Concejo de la ciudad de Groveland, Florida. Los funcionarios encargados de las elecciones contaron los votos, los recontaron y los volvieron a contar por tercera vez. El resultado final era el mismo: 689 votos para G. P. Sloan y 689 votos para su oponente, Richard Flynn.
La elección había terminado en un empate, por lo que los funcionarios electorales debían decidir de alguna manera quién sería el ganador. ¿Qué podían hacer? ¿Hacer que la gente votara nuevamente? Decidieron tomar un camino más fácil... y menos complicado. 
-Vamos a tirar una moneda, para ver quién gana -concluyeron los funcionarios.
Y así fue que los dos candidatos, junto con un grupo de personas que los apoyaban, se reunieron en el centro comunitario local para realizarlo.
Todos observaban, mientras el jefe de la ciudad tiraba la moneda.
-Cara -gritó el señor Flynn.
El jefe de la ciudad atrapó la moneda y la dio vuelta sobre el dorso de su mano. Resultó ser ceca, por lo que el señor Sloan fue declarado ganador.
Sí, fue una manera muy poco común de ser elegido funcionario municipal, pero aparentemente la ley de Florida declaraba que en caso de un empate los candidatos podían "echar suertes", para definir el ganador. En otras palabras, el resultado final quedaría librado a la suerte. Arrojar una moneda -cara o ceca- decidiría al ganador.
Afortunadamente, el resultado final de la batalla entre Jesús y Satanás no ha quedado librado a la suerte. El ganador ya ha sido determinado. Jesús es el vencedor, y ante su nombre "se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confíese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre".
No necesitas tirar una moneda al aire para estar del lado ganador.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

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