viernes, 8 de marzo de 2013

MUJERES LLENAS DE VALENTÍA


Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
Proverbios 31:10

Cada día al ir al trabajo me encuentro con ella. Mientras yo voy cómodamente sentada en mi automóvil, ella empuja con esfuerzo un carrito en el que lleva costales de naranjas, que exprimirá y venderá como jugo en una esquina de la ciudad. Es una mujer de baja estatura, y detrás del carrito se ve frágil e indefensa, pero, ¿lo será realmente? Camina con pasos cortos, pero a la vez firmes y decididos. Aunque de cuando en cuando se seca el sudor de la frente, nunca se detiene hasta que llega a su destino, que es la esquina donde trabajará esa jornada. Ahí permanece estoicamente bajo el sol ardiente o la lluvia, hasta que el último gajo de naranja se ha convertido enjugo.
Observarla cada día ha sido como una escuela para mí. Esa diminuta mujer me ha enseñado una gran lección: la vida es una lucha en la que hay que saber lidiar con fuerza y determinación. Muchas veces la he imaginado regresando a su casa. Seguramente la esperan sus hijos con ansias y ella apresura el paso, pues piensa en la alegría que dará a su familia, ya que uno de los costales no lleva naranjas, sino alimentos que serán un festín para todos.
Ella no celebra el Día Internacional de la Mujer con discursos y regalos. Posiblemente incluso desconozca la existencia de ese día. No pelea por sus derechos con pancartas y consignas; se los gana con el sudor de su frente y la fuerza de sus músculos.
Las mujeres valientes no son aquellas que ven la vida como una injusticia. No son las que se quejan de su suerte a cada paso que dan. Tampoco son grandes las que luchan contra los varones, haciéndolos responsables de todas sus desgracias. Las mujeres valientes son las que asumen sus responsabilidades, las que viven con dignidad y saben que las cosas buenas no caen del cielo, sino que hay que luchar para conseguirlas. Son las que persiguen sus propios sueños y no los ajenos.
Amiga, ponte al frente de tu vida. Recuerda que la vida en esta tierra es pasajera. La recompensa final vendrá de la mano de Dios, cuando hayas cumplido con los deberes que tienes por delante.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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