lunes, 29 de abril de 2013

VOLAR SOBRE EL FANGO

Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón! Santiago 4: 7-8.

Hace poco tiempo leí la noticia de una familia que, por causa de un aguacero, quedó atrapada en el fango dentro del automóvil en que viajaban. Las brigadas de rescate que acudieron en su auxilio no encontraban la forma de llegar a ellos, pues si lo hacían quedarían automáticamente atrapadas también. Finalmente alguien dijo: «Solamente los rescataremos si los hacemos volar sobre el lodo». Con la ayuda de fuertes sogas y un helicóptero, fue posible.
Las avalanchas del mal pueden llegar a nosotras por medio de modernos y novedosos estilos de vida, conceptos revolucionarios acerca de Dios y su existencia, atractivas propuestas para vivir la feminidad, etcétera. Frente a esto, la única solución para no contaminarnos es ¡volar! Sí, pasar por encima de las tendencias y las modas, aunque por ello nos tachen de raras. Dios lo hace posible si se lo permites.
En medio de todas estas corrientes de mal Dios nos dice: «Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece» (Juan 15: 19). No podemos quedar atrapadas en la contaminación terrenal que nos rodea, y si esto sucede, debemos reclamar la presencia de Dios y esperar en él. Él es el único ser capaz de hacer posible el vuelo que preservará nuestra vida del mal.
Cualquier circunstancia puede hacernos entrar en contacto con el mal, pero es por nuestra decisión y con la ayuda de Dios como podemos apartarnos de él.
Amiga, ¡Vuela! ¡Vuela en todo momento! Asida con fe a la cuerda de la oración, que te lleva a la misma presencia de Dios, sigue firme en tus convicciones, promueve cambios en tu vida acordes a la voluntad del Señor, muévete hacia las cosas santas que ennoblezcan tu proceder, y sé un buen ejemplo para las demás. Establece tus propios valores y persiste en ellos, aunque todos vayan en la dirección contraria. No te dejes seducir por ideas novedosas que te aparten de Dios. Si sigues estos consejos, seguramente vas a tener un vuelo placentero.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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