sábado, 11 de mayo de 2013

EL ESPEJO DE DIOS


Por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Romanos 3:20.

La ley de Dios es el espejo que le muestra al hombre los defectos de su carácter. Pero a los que se complacen en la injusticia no les es agradable ver su deformidad moral. No aprecian a este fiel espejo porque les revela sus pecados; por lo tanto, en vez de entrar en guerra contra sus mentes carnales, combaten contra el espejo verdadero y fiel que les dio Jehová precisamente con el propósito de que no sean engañados, sino para que se les revelen sus defectos de carácter.
El descubrimiento de estos defectos, ¿debiera inducirlos a odiar el espejo o a odiarse a sí mismos? ¿Debieran rechazar el espejo que descubre sus defectos? No. Los pecados en los que se complacen, que el fiel espejo les muestra que existen en su carácter, cerrarán ante ellos los portales del cielo a menos que sean desechados y lleguen a ser perfectos ante Dios.
Escuche las palabras del fiel apóstol: "Por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3:20). Estas personas que son celosas para abolir la ley harían mucho mejor si manifestaran su celo para abolir sus pecados...
El Señor hizo recta a la humanidad, pero hemos caído y nos hemos degradado porque nos negamos a rendir obediencia a las sagradas demandas que la ley de Dios requiere de nosotros. Todas nuestras pasiones, si se las controla apropiadamente y se las dirige correctamente, contribuirán a nuestra salud física y moral y nos asegurarán una gran medida de felicidad. El adúltero, el fornicador y el descuidado no disfrutan la vida. No puede haber un verdadero gozo para el transgresor de la ley de Dios. El Señor sabía esto; por lo tanto nos restringe. Él nos dirige, nos ordena y directamente nos prohíbe...
El pecado no parece tan pecaminoso a menos que se lo vea en el espejo fidedigno que Dios nos ha dado como una prueba de carácter. Cuando los hombres y las mujeres reconocen las exigencias de la ley de Dios y plantan sus pies sobre la plataforma de la verdad eterna, estarán donde el Señor les puede dar poder moral para dejar que su luz brille delante de los hombres, de manera que vean sus buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en el cielo.
Su camino estará marcado por la consistencia. No recibirán justamente la acusación de hipocresía y sensualismo. Pueden predicar a Cristo con poder, siendo imbuidos de su Espíritu. Pueden pronunciar verdades que derretirán y quemarán el camino al corazón de la gente.— Review and Herald, 8 de marzo de 1870; parcialmente en Comentario bíblico adventista, tomo 6, pp. 1076, 1077.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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