sábado, 29 de junio de 2013

ARMONÍA

Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9.

Quienes han captado vislumbres de la perfección del carácter de Cristo se leñarán de un anhelo de ser como él. Desearan ser pacificadores y recibir la bendición que él ha prometido para los pacificadores...
El enemigo de toda justicia estará listo para conducirlo a un tipo de proceder que será totalmente opuesto al que debiera seguir un pacificador. Aquel que ama la discordia y el conflicto lo tentará para que usted desempeñe un papel en conexión consigo mismo para provocar conflictos. Lo llevará a pensar que ve en algún hermano o hermana algo que está mal, y Satanás lo urgirá a ir y contarlo a otros; pero Cristo le ha enseñado a ir a su hermano: "Ve y repréndele estando tú y él solos" (Mat. 18:15). ¿A cuál líder obedecerá? Tratar al otro con franqueza y fidelidad no está de acuerdo con el corazón natural. Parece más fácil decirle la falta de un hermano a otra persona, que decírsela a él a solas, pero su oído es el único que debe escuchar la acusación... Los bienaventurados son los que obran en armonía con Dios, que laboran juntamente con Cristo. La gracia que imparte el Espíritu de Dios es una fuente de vida para el alma y refrescará a todos los que entran en contacto con el pacificador...
Es importante que consideremos que el espíritu que ahora albergarnos y las obras que ahora hacemos, testificarán de nuestra idoneidad o falta de ella para la vida futura. Ahora estamos a prueba, y habrá de verse si cumplimos el Padrenuestro y cumplimos la voluntad de Dios en la tierra como se cumple en el cielo. Los que llevan a cabo los planes de Satanás y hacen daño y lastiman a las almas, por su conducta demuestran que no son hijos de Cristo...
Es mejor que cada uno de nosotros haga lo correcto porque es correcto; así crearemos una atmósfera de paz a nuestro alrededor. Entonces no se nos encontrará acercándonos al bando de los agentes humanos de Satanás para captar su espíritu, y para repetir sus palabras de acusación y reproche contra los que buscan ser obedientes a los mandamientos del Señor. No nos conectaremos con el adversario de las almas para ayudarlo a despertar sospechas y luchas, ni pan causar que las almas que aman a Dios sean tentadas a hacer el mal.— Signs of the Times, 10 de octubre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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