lunes, 17 de junio de 2013

LA ÚNICA FUENTE DE VERDAD

Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Juan 6:35.

En esta época del mundo hay muchas personas que actúan como si tuvieran la libertad de cuestionar las palabras del Infinito, de analizar sus decisiones y estatutos, de aprobarlos, revisarlos, reestructurarlos y anularlos a su antojo. Mientras nos dejemos guiar por opiniones humanas, nunca estaremos seguros; pero tendremos seguridad cuando nos dejemos conducir por un "Así dice Jehová". No podemos confiar la salvación de nuestras almas a ninguna norma inferior a las decisiones de un Juez infalible. Los que aceptan que Dios sea su guía y que su Palabra sea su consejero, contemplan la lámpara de la vida. Los oráculos vivientes de Dios conducen sus pies por sendas rectas. Los que son dirigidos así no se atreven a juzgar la Palabra de Dios, sino que sostienen constantemente que su Palabra los juzga a ellos. Obtienen su fe y su religión de la Palabra del Dios viviente. Ella es la guía y el consejero que marca su camino. Verdaderamente la Palabra es una luz para sus pies y una lámpara en su camino. Caminan bajo la dirección del Padre de las luces, en quien "no hay mudanza, ni sombra de variación" (Sant. 1:17). Aquel cuyas tiernas misericordias reposan sobre todas sus obras transforma el camino de los justos en una luz resplandeciente, que brilla cada vez más hasta que el día es perfecto.
El mundo perece por falta de la verdad pura, no adulterada. Cristo es la verdad. Sus palabras son la verdad, y poseen un valor mayor y un significado más profundo de lo que parecen en la superficie. Todos los dichos de Jesús tienen un valor que trasciende su apariencia sin pretensiones. Las mentes avivadas por el Espíritu Santo discernirán el valor de estas declaraciones. Discernirán las preciosas gemas de la verdad, aunque sean un tesoro escondido...
El corazón es la ciudadela del ser, y entretanto no se encuentre totalmente de parte del Señor, el enemigo ganará victorias constantes sobre nosotros por medio de sus tentaciones sutiles.
Si la vida se entrega a su control, el poder de la verdad es ilimitado. Los pensamientos son llevados cautivos a Jesucristo. Del tesoro del corazón brotan palabras apropiadas y justas. Al escribirle a Timoteo, Pablo dice: "Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús" (2 Tim. 1:13).— Review and Herald, 29 de marzo de 1906; parcialmente- en Exaltad a Jesús, p. 100.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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