miércoles, 20 de enero de 2016

SIÉNTATE A CHARLAR CON DIOS

Ningún género de vida, sin descansos alternativos, es duradero. Ovidio

El pastor Graig Groeschel cuenta una experiencia muy reveladora.’ En una ocasión, los dirigentes de su iglesia le pidieron que fuera al psicólogo para tratar su problema de adicción al trabajo. En la primera visita, el psicólogo le dijo: “Esta semana siéntate cada día cinco minutos sin hacer ni pensar nada. Ni llamadas, ni e-mails, ni planificación… N-A-D-A”. “¡Pan comido!”, estarás pensando (como pensó Craig). En el primer intento, tras solo veintiocho segundos, su mente empezó a pensar en “todo lo que tenía que hacer”. Prueba no superada.
En la segunda visita, el psicólogo le dijo: “Ya sé que eres pastor pero, ¿te consideras una persona de fe?” (Humm qué pregunta). “¡Por supuesto!”, respondió Craig. “A mí me parece que no crees que Dios puede gestionar tus preocupaciones, que tienes miedo de que si no lo haces todo, tu mundo se vendrá abajo como un castillo de naipes. El hecho de que tu adicción tenga que ver con cosas de Dios no significa que sea buena”.
¿Te suena familiar? ¿Eres adicta a la productividad, aunque sea en cosas de la iglesia? No te engañes, eso se llama idolatría: estás sustituyendo a Dios por la hiperactividad, cuando Dios es el único que puede llenar tu vacío. ¿Te preguntas por qué no tienes tiempo para nada más? ¿Hace cuánto que no haces absolutamente nada? Tal vez aún no sepas que dedicar el tiempo necesario al descanso y a la comunión con Dios no reducirá tu productividad. ¡Es absolutamente necesario desconectar!
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma” (Mat. 11:28, 29, NVI). Jesús fue el perfecto ejemplo de equilibrio. Siempre ocupado en las cosas de su Padre, pero sin angustiarse por la productividad; sus prioridades eran la oración y la comunión con Dios. Sabía cómo y cuándo descansar, porque conocía sus limitaciones, que lo llevaban a depender de Dios.
El propio Creador de todo lo que existe, que trabajó seis días y descansó el sábado, te dice: “Trabaja y haz todo lo que tengas que hacer, pero también descansa para honrar a Dios”. Ten cuidado, la idolatría se viste de muchos disfraces. *
* Craig Groeschel, Weird. Because normal isn’t wor/ang [Raro. Porque lo normal no funciona] (Michigan: Zondervan, 2011), cap. 3.

“Jesús les dijo: ‘Vayamos solos a un lugar tranquilo para descansar un rato'” (Mar. 6:31, NTV).

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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