lunes, 1 de febrero de 2016

DIEZ CAMELLOS Y UNA NOVIA

Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. Proverbios 31:10.

Eliezer estaba contento de estar en su camino en tan corto tiempo. Caminando adelante para guiar la pequeña caravana, probablemente se sonreía, pensando en cómo Dios lo había guiado en encontrar una esposa para Isaac.
Cuando se sentaron alrededor de la fogata a la noche, estoy seguro de que Rebeca le hizo a Eliezer un montón de preguntas. Quería saber sobre Abraham y las condiciones de vida en la tierra extraña; pero sobre todo, estaba ansiosa por aprender lo más posible sobre su futuro esposo. Cualquier cosa que Eliezer tenía para decir acerca de Isaac era de gran interés para ella.
Y ¿qué sucedía con el futuro novio? El estaba esperando impacientemente la llegada de la caravana desde la Mesopotamia. ¿Había tenido éxito Eliezer en encontrarle una esposa? Si así era, ¿qué tipo de mujer era? Isaac usualmente salía a los campos al atardecer para meditar y pensar en Dios. Ahora sus pensamientos giraban alrededor de la esposa que el Señor le proveería. Estaba, como es natural, muy curioso acerca de esta mujer.
Cuando el tiempo esperado para el regreso de la caravana se aproximaba, la emoción, tanto en casa como en el camino, iba en aumento. La Biblia nos da solo un pequeño vistazo de aquella emoción: “Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían” (Génesis 24:63).
Desde su posición elevada encima del camello, Rebeca divisó a Isaac, que venía hacia ellos. Ella llamó a Eliezer:
“¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros?”
“Este es mi señor” (vers. 65).
Dando el alto a la procesión, Rebeca se bajó del camello de manera que pudiera estar a la altura de los ojos de Isaac. Luego, siguiendo la costumbre de la época, veló su rostro. Isaac no vería el rostro de su novia hasta después de la boda.
No se nos cuenta cómo fue el primer saludo, ni cómo Eliezer volvió a contar la historia a los siervos entusiasmados, todos reunidos por la gran ocasión, ni de la felicidad de Abraham. Pero se nos dice que Isaac llevó a Rebeca a la tienda de su madre, que había estado vacía por tres años. Y luego la Biblia dice simplemente: “y la amó” (vers. 67).
La hermosa Rebeca, con su disposición agradable, alegre y considerada, fue suya.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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