domingo, 7 de febrero de 2016

SANTA CENA LUNAR

“Sin mi no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:5)

“Houston, aquí base Tranquilidad. El Eagle ha alunizado”. Con estas palabras se anunció al mundo la llegada del hombre a la Luna el 20 de julio .de 1969. Seis horas después, ya siendo el día 21, Neil Armstrong se convirtió en el primer hombre en poner sus huellas sobre nuestro satélite, entretanto que pronunciaba su famosa frase: “Un pequeño paso para el hombre, un paso gigante para la humanidad”. Junto con Armstrong se encontraban Edwin Aldrin y Michael Collins. Te contaré una anécdota de Aldrin.
Aldrin era miembro de la Iglesia Presbiteriana y servía como anciano en su congregación local. Cuando los astronautas preparaban los detalles finales de su travesía, el pastor de Aldrin, Dean Woodruff, le recomendó llevar una copa, pan y vino a la Luna. ¿Para qué? ¡Para celebrar la Cena del Señor en el espacio! Mientras celebraban la Cena, Aldrin leyó Juan 15:5 y le agradeció a Dios por su cuidado protector durante su recorrido sideral.
El hecho de que estos astronautas hayan decidido celebrar la Santa Cena en la Luna pone de manifiesto el valor y la importancia de ese rito, ¿no te parece? Es que cuando comemos del pan y bebemos del vino, símbolos de la carne y la sangre de Cristo, damos testimonio de que aunque hemos fallado, aunque hemos caído en tentaciones, aunque hemos pecado y desobedecido la ley de Dios, confiamos en que él nos aceptará y nos perdonará. La Cena del Señor no es para gente que se cree perfecta, sino para los que somos imperfectos y deseamos renovar nuestro compromiso con el Salvador. Jesús instituyó esa ceremonia para garantizarnos que siempre será posible dar un giro positivo a nuestra experiencia espiritual. Cuando participamos de la Cena, como los astronautas, estamos reconociendo que sin él no podemos hacer nada.
Quizás no tengamos el privilegio de celebrar la Cena en la Luna, pero podemos abrigar en nuestros corazones la seguridad de que muy pronto participaremos en la mejor cena espacial del universo: “La cena de las bodas del Cordero” (Apocalipsis 19:9, RV95). Si quieres estar en esa cena galáctica, por favor, no dejes de renovar tu compromiso con Dios por medio de la Santa Cena. ¡Nunca pierdas la oportunidad de participar en ese rito!

Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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