viernes, 8 de abril de 2016

UNA FE QUE MUEVE MONTAÑAS

¡Mujer, qué gratule es tu fe! Hágase como quieres. Jesús

Cuenta una antigua historia que había dos tribus guerreras en los Andes, una que vivía en el valle y otra en lo más alto de la montaña. Un día, los habitantes de la montaña saquearon las tierras del valle y, entre otras cosas, se llevaron a un bebé. Los habitantes del valle vieron la necesidad de subir a la cima de la montaña para rescatar al pequeño, pero no sabían cómo hacerlo. No conocían los senderos que utilizaban los habitantes del lugar, ni sabían dónde encontrarlos o cómo perseguirlos por el escarpado terreno al que no estaban acostumbrados. Aun así, enviaron a algunos hombres fuertes a escalar la montaña y rescatar al bebé.
Aquellos hombres intentaron por todos los medios llegar al destino, pero tras varios días de esfuerzos no lograron encontrar el poblado. Desesperanzados e impotentes, decidieron que su causa estaba perdida y se prepararon para regresar a su aldea. Mientras descendían, se encontraron con la madre del bebé que bajaba la montaña llevando a su hijo a la espalda. Uno de los hombres le preguntó: “¡¿Cómo pudiste subir esta montaña y encontrar el poblado si nosotros, que somos hombres fuertes, no hemos podido lograrlo?!” La mujer se encogió de hombros y respondió: “Es que el bebé es mío, no de ustedes”.*
¿Qué es lo que nos hace superar pruebas en la vida? No cabe duda de que la motivación, el valor del objetivo, la fe, la esperanza y el amor son los elementos que nos dan esa convicción interna de que podremos lograr algo con la ayuda de Dios. Sin ellos, nuestros mayores esfuerzos de poco servirán.
¿Recuerdas el relato de los doce espías de Israel enviados e explorar la tierra de Canaán? Diez de ellos, embargados por la incredulidad y el desaliento, únicamente vieron las dificultades y peligros que, como montañas gigantes, hacían imposible a sus ojos el cumplimiento de la promesa de Dios. “No podemos subir contra aquel pueblo”, dijeron (Núm. 13:31, RV95). Pero hubo dos hombres, Josué y Caleb, que únicamente miraban a Dios, y el poder que él nos da para escalar montañas, superar dificultades y resistir pruebas. Que su espíritu de confianza en Dios, de fe y valentía te inspiren a lo largo del día de hoy, y de tu caminar cristiano.

“Les aseguro que si tienen fe y no dudan -les respondió Jesús- no solo harán lo que he hecho con la higuera, sino que podrán decirle a este monte: ‘¡Quítate de ahí y tírate al mar!'” (Mat. 21:21).

* Jim Stovall, Sopa de pollo para el alma de la madre, citado en “Dios es madre”, http://cpm.com.es/dios-es-madre/ [consultada el 16 de junio de 2013].

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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