jueves, 5 de enero de 2017

EL MONO Y ADÁN

“El diluvio duró cuarenta días. Al subir el agua, la barca se levantó del suelo y comenzó a flotar. El agua seguía subiendo más y más, pero la barca seguía flotando” (Génesis 7:17,18).

Amenos que seas un ermitaño que lee periódicos viejos a la luz de las velas en una montaña en medio de la nada, lo más seguro es que hayas visto y escuchado comerciales en la radio, la televisión e Internet. Como sabemos, el objetivo de la publicidad es inducirnos a que compremos un producto; sin embargo, todo comprador inteligente entenderá que no debe guiarse por lo que se dice, sino investigar más a fondo. Y esto se aplica no solamente a comprar la última versión del iPod, sino también a las ideas y creencias.
Respecto del relato bíblico del Diluvio, hay cosas que no están muy claras. Por un lado, tenemos la teoría de la evolución, que dice que la Creación, tal como la narra la Biblia, es un mito; y por otro, tenemos a los geólogos, intentando demostrar que no hubo ningún Diluvio universal. También están los creacionistas, que creen que las pruebas científicas señalan al Diluvio, e intentan recopilar datos que defiendan este argumento. Algunas de las cosas más interesantes que han descubierto son de tipo matemático. Si tomamos en cuenta la tasa actual de erosión de los continentes, todos deberían estar bajo el agua sí la Tierra tuviera realmente millones de años. Además, teniendo en cuenta la cantidad de deshechos que se depositan en el fondo de los océanos cada año, ya no quedarían océanos porque todos estarían llenos de basura si la Tierra fuera tan antigua como dice la ciencia. Ahora hablemos de las personas. La población actual del planeta podría haberse alcanzado, aproximadamente, en B.200 años, a pesar de algunas hambrunas y guerras que ha habido. Si la ciencia dice que los seres humanos llevamos habitando el planeta diez veces más tiempo que eso, ¿por qué no hay más población?
La gran pregunta es: ¿Debe nuestra fe depender de que se pueda demostrar que hubo un Diluvio? Yo creo que no. De hecho, Dios siempre deja espacio para un poco de duda, por eso tenemos que confiar en él. Hace falta tener fe, incluso en un mundo regido por ecuaciones matemáticas. El propósito de la Biblia no es responder hasta la última pregunta, sino llevarnos a comenzar una relación con aquel que puede responderlas.

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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