martes, 14 de enero de 2020

NO VEN LO BUENO EN SÍ MISMOS

 “Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas con tu siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4:10).

Artie Knapp es autor de cuentos infantiles con enseñanzas morales. En su libro El tartamudo Stan cuenta una historia de animales del bosque, donde Stan es una ardillita que tartamudea y los demás animales se ríen de él por su dificultad para expresar sus ideas. Esto le produce mucha pena y una autoestima débil. Un día, cuando se encuentra solo y desanimado, otra ardilla joven, Shelbv, le pregunta la razón de su desconsuelo y Stan le explica el porqué de su padecimiento. La amiguita no se burla ni lo critica, sino todo lo contrario. Le asegura que lo importante es lo que se dice y, si se trata de un mensaje importante y valioso, tendrá mucha fuerza, lo diga o no tartamudeando.
En una conversación con Shelby, Stan se desahoga, expresando toda su frustración y su conflicto. Después de esta “sesión de psicoterapia”, Stan se encuentra mucho mejor. Un poco más tarde, Stan se halla en una reyerta en la que varios animales, incluido el abusón mapache, se disputan la comida. El mapache empieza a reírse de todos los demás por ser pequeños y débiles y amenaza con arrebatar todo el alimento disponible. Stan se levanta y le reprende por su egoísmo, asegurando que es mucho mejor repartir la comida equitativamente que imponer la fuerza. Al final, los animalitos aplauden la intervención de Stan y reparten por igual.
Con frecuencia encontramos personas de muy buenas cualidades pero que no pueden ver lo bueno en sí mismas. El texto de hoy nos muestra a un Moisés inseguro y temeroso que arguye ser torpe de lengua. Algunos comentaristas dicen que tal vez Moisés tartamudease o sufriese algún trastorno de foniatría. Sin embargo, su actitud bien podría ser una excusa porque “Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en sus palabras y obras” (Hech. 7:22, énfasis añadido). Dios le presenta un argumento mucho más convincente: “¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego?” (vers. 11).
Cuando te enfrentes a dudas personales referidas a tus cualidades o habilidades, clama a Aquel que puede crearlo y modificarlo todo y observa qué opciones van abriéndose en tu vida. Personajes tan capaces como Moisés también experimentaron dudas de sí mismos, pero el Señor tiene siempre una salida cuando nos ponemos en sus manos.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020

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