martes, 8 de septiembre de 2009

AYUDA DEL CIELO

¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo? Génesis 18: 14

La situación de Lucile parecía desesperada. La biblioteca cerraría en una hora. No había manera de terminar las otras siete preguntas del examen. Entonces se sintió empujada a andar por los pasillos, entre los estantes. Se levantó de la silla y, al mismo tiempo que oraba, fue hacia allí. De repente, un libro cayó de uno de los estantes y quedó en el suelo. Lucile tomó el libro. No podía creer lo que veían sus ojos. Estaba abierto por la página que contenía la respuesta a una de las preguntas que le quedaban por responder. De todas partes empezaron a caer libros. De aquí y de allí. Lucile se apresuró a tomar un carrito y empezó a tomar los libros que habían quedado esparcidos y abiertos por la página exacta en que se encontraba la información que necesitaba. Los empleados de la biblioteca, al oír que los libros caían al suelo, acudieron al lugar. —¿Quién está arrojando los libros al suelo? -preguntaron. Lucile se limitó a sonreír y a seguir recogiéndolos. El lunes, cuando el profesor recogió los exámenes, Lucile era la única que había completado las diez preguntas. En la Biblia leemos las historias de las grandes cosas que Dios ha hecho por su pueblo; cosas como apartar las aguas del Mar Rojo, cerrar la boca de los leones y resucitar a los muertos. Pero cuando una dificultad se interpone en nuestro camino pensamos que Dios no puede hacer nada para sacarnos del lío en que nos encontramos. La historia le Lucile nos recuerda que Dios tiene la respuesta para todos nuestros problemas. Si le pedimos ayuda, él hará que tengamos éxito.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

¡QUE MUERA EL EGO Y QUE VIVA LA UNIDAD!

¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! salmo 133: 1

Todos tenemos nuestras propias opiniones. De hecho, todos creemos tener razón. Mi deporte predilecto es el fútbol, y una de mis debilidades es que cuando sucede algo en el partido y empieza la discusión, siempre creo llevar la razón. Sé que la mayoría de las veces me equivoco, pero la cuestión es que todos queremos tener la razón. Cuando sostenemos un punto de vista, queremos que los demás estén de acuerdo con nuestra opinión, porque si no lo están sentimos que lo que entra en juego es nuestro orgullo personal. Así es que siempre vamos a procurar manipular a la otra persona para hacer que esté de acuerdo con nosotros. Sin embargo, el hecho de querer que las personas que nos rodean coincidan siempre con nosotros es algo que no agrada a Dios. Por eso la unidad del Espíritu es uno de los logros más grandes. La unidad del Espíritu no es natural; es sobrenatural. Por eso no puede ser explicada naturalmente ¿A qué me refiero con esto? Cuando nos encontramos con una persona muy ambiciosa para lograr el éxito, sentimos celos y experimentamos sentimientos negativos en contra de ella por el hecho de que nosotros queremos ser más exitosos que todos los demás. Pero la unidad del Espíritu es algo magnífico, porque implica que somos dominados por un poder más fuerte que el yo. Cuando estamos dominados por el Espíritu hacemos a un lado lo que una vez fue natural, y, cuando queramos imponer nuestra opinión, escucharemos con calma la opinión de los demás, y, si hay que estar de acuerdo con ellos, lo aceptaremos. Esto implica que si Dios les entrega el éxito antes que a nosotros, nos gozaremos con la oirá persona y alabaremos a Dios por lo que hasta el momento hemos alcanzado. Estar dispuestos a deshacernos de nuestro propio orgullo y respetar la opinión de los demás es la base de la unidad. Hay tres razones por las cuales la unidad es indispensable para cada uno de los hijos de Dios. 1. Siempre hay bendición donde hay unidad (Sal. 133: 3). 2. La unidad es una de las armas más temidas por Satanás. Él vendrá como ángel de luz para tratar de causar división entre nosotros, y entre nosotros y Dios. Cuando estamos en la unidad del Espíritu, los intentos del enemigo son inútiles. 3. La unidad en el Espíritu no es un asunto opcional en los hijos de Dios. Dios quiere que cada uno de sus hijos posea un espíritu de humildad y aceptación de los demás. Estar unidos con Dios a través del Espíritu Santo nos transforma y nos ayuda a convivir y a aceptar a los demás aun cuando están equivocados. Todos somos un cuerpo.

Tomado de la Matutina Siempre Gozos.

lunes, 7 de septiembre de 2009

LA TREGUA DE DIOS

En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios (2 Corintios 5:20).

Alguna vez has visto a Dios como tu enemigo? ¿Lo has culpado de los sinsabores y dolores que experimentas en esta vida? ¿Has .pensado en él como un Dios castigador? La palabra tregua se define como la «suspensión de armas, cesación de hostilidades por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen rota o pendiente una guerra». Es un periodo de intermisión o descanso hasta que vuelva a comenzar la batalla. Hay personas que piensan que un Dios tirano les ha trazado un destino fatalista del cual no pueden escapar y les conceden una «tregua», para luego seguirlas atormentando. Esta idea la he escuchado en algunas mujeres que pasan constantemente por momentos difíciles. En sus corazones se alberga una sensación de molestia, enfado y, por supuesto, alejamiento de Dios. Sin embargo, el Señor nos muestra en su Palabra que él desea nuestro bien (3 Juan 2). Es verdad que tam¬bién la Biblia habla de enemistad entre Dios y el hombre, pero es por causa del pecado (Rom. 3: 23). Sin embargo, las Sagradas Escrituras revelan cómo el Dios de amor es muy superior a cualquier otro tipo de expresión celestial (Juan 3: 16). ¡Qué hermosa bendición tenemos! El Dios del universo está buscando al ser humano para salvarlo del mal de este mundo. El ministerio de Jesús consistió fundamentalmente en reconciliar a la tierra con el cielo. El Padre y el Hijo ofrecieron una «tregua» por el hombre caído, por ti y por mí. ¿Cómo podemos pensar, entonces, en un Dios que es nuestro enemigo? Esta mañana te invito a buscar al Señor y reconciliarte con él, de manera que tu corazón se llene de su amor, y experimentes la alegría de conocerle y aceptarle como el Dios amoroso que extiende sus brazos y te dice: «Hija, yo te amo.

Leticia Aguirre de De los Santos
Tomado de Manifestaciones de su amor

HONRAR A DIOS ANTE TODO

No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos. Proverbios 3:1

Lucile Lacy era adventista del séptimo día y profesora de música en una universidad. Había obtenido e! grado de maestría, pero después de dedicarse unos años a la enseñanza, le pidió a Dios que le permitiera doctorarse. Cuando le ofrecieron una beca de 10,000 dólares sintió que Dios le daba el espaldarazo para volver a los estudios. Solicitó el ingreso en la Universidad Estatal de Ohio y estuvo entre los diez alumnos admitidos de entre los cuatrocientos que habían presentado la solicitud. Todo iba a la perfección. Pero Lucile encontró a un profesor que le dijo que nunca aprobaría porque, como adventista del séptimo día, se perdería las clases del viernes por la noche y el sábado por la mañana. Por tanto, según le interesase, debería renunciar a su fe y asistir a las clases en sábado o abandonar la facultad. Lucile escogió una tercera opción. Se quedó en la universidad y no asistió a las clases en sábado. Un viernes, al final del trimestre, el profesor entregó un examen para hacer en casa, Era preciso entregarlo el lunes siguiente. Dos horas antes de la puesta de sol, Lucile apartó los libros y empezó a prepararse para recibir el sábado. La tarde del sábado, algunos de los compañeros de dase la lla­maron para animarla. Habían pasado todo el viernes y todo el sábado en la biblioteca y todavía no tenían nada hecho. El domingo, Lucile fue a la biblioteca y trabajó durante diez horas en el examen, pero solo acabó tres de las preguntas. Según parecía, la predicción del profesor sería cierta. Le catearían la asignatura. Pero, en lugar de rendirse, Lucile puso a un lado la investigación y oró durante más de una hora a Único que podía ayudarla. Mañana seguirá el resto de la historia.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

¿ES PECADO DUDAR?

Cuando, pues, los hombres vinieron a él, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a ti, para preguntarte: "¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?" Lucas 7: 20

¿Cómo es posible que un hombre de la estatura espiritual de Juan el Bautista haya dudado? Si escuchó la voz de Dios confirmando que Jesús era su hijo amado, ¿por qué tiempo después dudó de que lo fuera? No hay excusa ni justificación para la duda de Juan el Bautista, pero sí hay una explicación: Seguramente el aislamiento y la soledad de la oscura celda abrumaron su mente y agotaron su resistencia espiritual. Además, no comprendía totalmente la misión del Salvador; por eso no comprendía su actitud. Muchas preguntas sin respuesta abrumaban su alma: ¿Por qué Jesús no se da a conocer como el Mesías? ¿Por qué no busca el apoyo de los dirigentes de la nación? ¿Por qué no ha venido a visitarme ni antes ni ahora que estoy prisionero? ¿Y si no es el Hijo de Dios? ¿Y si no es el Mesías ¿Y si no salgo de la prisión? Afligido y abrumado por estas preguntas sin respuesta, envió una comisión a entrevistarse con el Salvador. La pregunta que debían pedirle que contestara era muy significativa: «¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro?» La duda no es pecado, pero los cristianos no deben permitir que la duda anide en su mente, porque, aunque no sea pecado, la duda conduce al pecado. ¿Qué hace que un cristiano dude? El pecado y la culpa pueden llevarlo a pensar que Dios no está de su lado. También la influencia negativa de otras personas puede inducirlo a dudar. Los fracasos pasados y las expectativas equivocadas para el futuro conducen a la chula Pero la razón principal por la cual muchos cristianos dudan es porque no tienen un conocimiento experimental de Dios en su Palabra. Para vencer la duda y ser fuerte y valiente, el cristiano debe llevar grabadas en lo más profundo de su corazón y de su mente las verdades eternas de la Palabra de Dios. Eso significa mucho más que una lectura casual de la Biblia. Significa leerla, estudiar la, escudriñarla y reflexionar en su significado. Es preguntarle al Señor: «Padre, ¿qué me dices personalmente en este pasaje? Muéstrame cómo aplicar estas verdades a un vida». No hay nada mejor para fortalecer la fe que conocer la Palabra de Dios. Ruega al Señor en oración que te ayude a vencer cualquier sombra de duda que se haya levantado en tu mente. Cree que Dios dirige tu vida y que dirige a su iglesia. Cree que al final todo saldrá bien.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos

domingo, 6 de septiembre de 2009

AFERRADAS A LA MANO DE DIOS

Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia (Isaías 55: 7).

Isabel, una linda amiga, se acercó un día para hablarme acerca de un problema que le sucedía: ella y un caballero que no era su esposo habían entablado algo más que una amistad. Sin embargo, Isabel no estaba dispuesta a dejar esa relación y las consecuencias de sus acciones la alcanzaron: su matrimonio se destruyó, la relación con su familia e iglesia se fracturó y su vida fue expuesta al escarnio y la crítica de muchos. Satanás trabaja arduamente por destruir los hogares y las familias, y cuando se abre la ventana al pecado dejamos que nuestros pensamientos, palabras y acciones se perviertan, entonces estamos expuestas a caer en tentaciones que nos llevarán a un abismo. ¡Cuidado con lo que vemos, oímos y pensamos! Proverbios 4: 23, dice: «Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida». ¡Cuántas mujeres han pasado por esta desagradable experiencia por comenzar solamente con una plática ligera, un rose, una palabra halagadora, y se han dejado arrastrar por pensamientos atrevidos y la pasión desenfrenada, los cuales no honran a Dios! Afortunadamente algunas han podido salvar su matrimonio, otras como Isabel, no lo lograron. Elena G. de White nos aconseja lo siguiente: «Según la luz que me ha dado el Señor, nuestras hermanas debieran comportarse de otro modo. Debieran ser más reservadas, menos atrevidas, y fomentar entre ellas "pudor y modestia" (1 Tim. 2: 9). Tanto los hermanos como las hermanas se complacen en mantener charlas demasiado joviales cuando están juntos. Mujeres que profesan santidad participan en demasiadas bromas, chistes y risas. Esto es impropio y entristece al Espíritu de Dios» (Hijas de Dios, pp. 163, 164). Cuan importante es que al caminar en esta vida llena de peligros y trampas del enemigo estemos asidas fuertemente de la mano de nuestro Dios. Por medio de la oración y el estudio de su Palabra obtendremos sabiduría para conducirnos propiamente; seamos cuidadosas en nuestra manera de conducirnos, hablar, vestir y en nuestro trato con el sexo opuesto, de tal manera que honremos y testifiquemos su Nombre, siendo ejemplo de nuestra juventud, esparciendo la fragancia de su amor y su bondad.


Rocío Díaz de Arévalo
Tomado de Manifestaciones de su amor.

CONTROLAR LAS LLAMAS

Asi pues, el que cree estar firme, tenga cuidado de no caer. 1 Corintios 10: 12

Acabábamos de llegar de la iglesia a casa cuando sonó el teléfono. Era mi madre. —La casa de Karen ha sido pasto de las llamas y han perdido toda la planta superior. Karen, mi hermana, vivía a solo una hora, así que pusimos algunas cajas en nuestra furgoneta y nos dirigimos a Berrien Springs. Cuando entramos en el acceso a su garaje, los bomberos estaban recogiendo su equipo. Entramos y comprobamos los daños. Los bomberos habían rociado tanta en el piso de arriba que llovía a través del techo del salón. Todo lo que había en la planta baja estaba cubierto con un plástico. La espuma del piso de arriba se había deslizado escaleras abajo y había impregnado toda la moqueta. -Empaquetemos lo que podamos y llevémonoslo de aquí —sugerí. Karen sintió con la cabeza. -Mañana volveremos y lo meteremos todo en el establo. —¿Dónde están tu colección de muñecas antiguas, el costurero y las cestas? Podríamos ponerlo en nuestra furgoneta —dije. —No, tranquila, mañana ya nos las llevaremos. A media noche, el fuego volvió a prender y la casa se quemó hasta los cimientos. Según todas las apariencias, el incendio estaba totalmente extinguido. Pero en algún lugar de las paredes, prendió una llama y las consecuencias fueron devastadoras. El pecado actúa de manera similar. Quizá no nos apercibamos de su presencia, pero en cualquier momento puede estallar en llamas. Jamás podremos decir que hemos vencido para siempre este o aquel pecado. La causa es que en el momento en que empezamos a confiarnos lo suficiente para bajar la guardia, Satanás alimenta la llama y perdemos la batalla. Nuestra única esperanza está en pedir a Jesús que combata nuestra batalla por nosotros. Cuando dirige nuestra vida podemos confiar en vencer al pecado. No a causa de nuestra fuerza, sino por la de Jesús.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

PIENSA PARA RESPONDER

La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor. Proverbios 15:1

Muchas veces se ha visto en la historia de los pueblos y de los individuos la verdad de esta declaración. Hay un ejemplo en la Biblia de la respuesta prudente y blanda de un hombre que evitó una crisis de proporciones insospechadas.

Cuando Gedeón volvió de la derrota de los madianitas, cuando estaba empeñado en la captura de Zeba y Zalmuna, los dos reyes invasores de Israel; los hombres de Efraín vinieron a reclamarle con ira y en son de amenaza: «¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián?» (Jue. 8: 1). Fijémonos en esta declaración: «Y le reconvinieron fuertemente». Toda una insolencia. Sin embargo, observemos la respuesta prudente y conciliadora de Gedeón:
«¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer? Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra».
Consideremos la sabiduría de su respuesta. En primer lugar, fue, como dice la Biblia, blanda, cuidadosa, bien pensada. En segundo lugar, fue humilde. Disminuyó la importancia de sus logros y evaluó generosamente por no decir que exageró) los logros de ellos. «¿Qué hecho yo comparado con vosotros?» Y fue más allá todavía. Puso una ilustración muy elocuente: «El rebusco de Efraín es mejor que la vendimia de Abiezer». La tribu de Efraín es grande y poderosa. La familia de Abiezer, a la que pertenecía Gedeón, no es nada.
Los soberbios son egoístas, y los egoístas son necios. El sabio Salomón aconseja responderles conforme a su necedad: «Responde al necio como merece su necedad» (Prov. 26: 5). ¿Qué hizo Gedeón? Decir lo que esperaban escuchar, no la verdad ni lo que los ennobleciera, sino lío que satisficiera su ego. Corno lo que los impulsaba era su ego, entonces si este quedaba satisfecho y, según ellos, en su debido lugar, se dieron por satisfechos.
El cristiano sabio nunca busca la satisfacción de su ego. Procura oír solo palabras sabías, verdaderas, edificantes, inspiradoras; no las que halaguen su vanidad. Por eso el cristiano es pacificador por naturaleza. Porque puede dar a cada uno lo que le corresponde. Puede, incluso, dar al necio lo que quiere oír.
Seamos cuidadosos hoy con nuestras palabras. Sobre todo, si se necesita una respuesta que apague el fuego de la ira de cualquiera.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos