viernes, 12 de octubre de 2012

¿PRISIONERO YO?


Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres. Juan 8:36

Según cuenta una historia, en el siglo XIV vivió un duque llamado Raynald III, mejor conocido como «el Gordo».* Cuando su padre murió, Raynald y su hermano Edward se disputaron el gobierno de Guelders (lo que hoy es Bélgica). Después de varios enfrentamientos entre los dos hermanos, en 1361 Edward prevaleció y «encarceló» a su hermano Raynald.
Lo curioso del caso es que no se trataba de una cárcel en sí, sino de un cuarto con una puerta más pequeña de lo común. Edward conocía muy bien que la mayor debilidad de su hermano era el apetito. De manera que hizo construir alrededor de Raynald un cuarto con una pequeña puerta por la que Raynald podía salir en cualquier momento, pero solo si rebajaba de peso. La prueba, sin embargo, no era nada fácil. Cada día, Edward enviaba los platos más exquisitos al cuarto de su hermano. Raynald debía decidir si los comía, con el riesgo de seguir engordando, o se abstenía, para salir algún día por la pequeña puerta. En lugar de perder peso, Raynald engordó más.
Cuando la gente acusaba a Edward de mantener preso a su propio hermano, su respuesta era: «Él no es mi prisionero. Puede salir de su cuarto cuando quiera». Pero Raynald no salió, al menos por su propia cuenta. Durante diez años permaneció en su propia prisión hasta que su hermano Edward murió.
Y ahora te pregunto: ¿De quién era Raynald prisionero? De su apetito desordenado. De sus malos hábitos. De sus pésimas decisiones.
Y es que, pensándolo bien, uno no tiene que estar en la cárcel para ser un prisionero. Algunos son reos de sus propios vicios: el cigarrillo, el alcohol, la droga. Otros, de sus pasiones sexuales, de la pornografía, del amor al dinero, de la moda, de Internet.
Creo que captas la idea: Si Cristo no está en el trono de nuestro corazón, entonces alguien o algo estará usurpando ese lugar y, al final, se convertirá en un tirano. Pero no tiene por qué ser así. Tú tienes la última palabra. Y sabes, además, que no hay verdadera libertad sin Cristo.  
Señor Jesús, ocupa hoy y siempre el trono de mi corazón.

* En algunos documentos su nombre es Reginald III.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

BENDICIONES DE DIOS


«Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Efesios 2:7).

La oración modelo nos lleva de vuelta a lo básico. Se refiere de manera sencilla a nuestras necesidades materiales: «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» (Mat. 6:11). Esta perspectiva no entra en conflicto con el mandamiento de Jesús, según el cual tenemos que buscar primero el reino de los cielos y su justicia. Si bien podemos orar por lo que es necesario para nuestro sustento, la oración del corazón tendría que pedir las verdaderas riquezas que se encuentran en el Señor Jesucristo. «¡Profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!» (Rom. 11:33).
Nos enfrentamos al tiempo en que las riquezas de este mundo no serán nada. «"¡Ay, ay de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, púrpura y escarlata, y estaba adornada de oro, piedras preciosas y perlas!, porque en una sola hora han sido consumidas tantas riquezas". Todo piloto y todos los que viajan en naves, los marineros y todos los que trabajan en el mar, se pusieron lejos, y viendo el humo de su incendio dieron voces, diciendo: "¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?" Y echaron polvo sobre sus cabezas y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: "¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas! ¡En una sola hora ha sido desolada!"» (Apoc. 18:17-19).
Probablemente desconozcamos el papel exacto que desempeñará cada uno de los actores que intervienen en el texto anterior, pero el mensaje es claro: Si ponemos nuestra confianza en el dinero y las cosas materiales, podemos perderlos en un instante.
Ahora no es momento de orar: «Señor, dame riquezas», sino que es tiempo de negarnos a nosotros mismos, de cargar nuestra cruz y seguir a Aquel que lo dio todo por nosotros. Somos extranjeros y peregrinos. Esta tierra no es nuestra casa, estamos de paso. Nuestros tesoros se establecen en algún lugar más allá de las nubes.
Tanto si los bienes de este mundo nos escasean como si nos sobran, pertenezcamos a la clase social que pertenezcamos, como cristianos, el centro de nuestras oraciones tendría que ser el de Moisés, quien tuvo «por mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de los egipcios, porque tenía puesta la mirada en la recompensa» (Heb. 11:26).
No mida las bendiciones que Dios le da según el saldo de su cuenta bancaria. Somos hijos del Rey. Nuestra herencia está en el cielo. Basado en Lucas 18:1-8.

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

EL AMOR SIEMPRE PROTEGE


[El que ama] defiende con firmeza (1 Corintios 13:7,BAD, paráfrasis).

Muchos elementos conforman el matrimonio; entre ellos, las alegrías, las penas, los logros y los fracasos. Sin embargo, cuando piensas cómo quieres que sea el matrimonio, lo último que se te ocurre es un campo de batalla. No obstante, deberías estar más que dispuesto a pelear algunas batallas para proteger a tu cónyuge. Por desgracia, tu matrimonio tiene enemigos exteriores.
Vienen en distintas formas y utilizan distintas estrategias, pero sin dudas, conspirarán para destruir tu relación, a menos que sepas cómo protegerte y proteger tu matrimonio. Algunos enemigos son inteligentes y parecen atractivos, pero debilitan el amor y el aprecio entre ustedes. Otros, intentan alejar tu corazón de tu cónyuge, proporcionándote fantasías dañinas y comparaciones poco realistas: Es una batalla que debes pelear para proteger tu matrimonio: una batalla en la cual el amor se coloca la armadura y toma una espada para defender lo que le pertenece. Tu cónyuge y tu matrimonio necesitan tu protección constante de obstáculos como estos:
Las influencias dañinas. ¿Permites que ciertos hábitos envenenen tu hogar? Internet y la televisión pueden ser adquisiciones productivas y placenteras para tu vida, pero también pueden proveer un contenido destructivo y quitarle preciosas horas a tu familia. Lo mismo sucede con los horarios de trabajo, que los mantienen separados durante una cantidad de tiempo poco saludable, los constantes juegos que no involucran a tu familia, algunos hábitos no saludables. Puedes agregar otros elementos a esta lista, menciónalos a continuación:
1. __________________________________________________________
2. __________________________________________________________
3. __________________________________________________________
Ora a Dios para que te ayude a proteger tu relación, por ende, el matrimonio.

Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur

jueves, 11 de octubre de 2012

ESCUPE MIS BENDICIONES


«Él tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después de escupirle en los ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: "¿Puedes ver ahora?"» (Marcos 8:23, NVI).

El versículo de hoy dice que Jesús llevó a un hombre fuera de un pueblo y escupió en sus ojos. Eso no suena muy bonito, ¿no te parece? De hecho, pareciera más bien como algo irrespetuoso. Pero Jesús sabía lo que estaba haciendo. Si lees los versículos que siguen a Marcos 8:23 encontrarás que después de que Jesús le escupió en los ojos, ¡este hombre recuperó la vista!

El acto de escupir está relacionado con la saliva. La saliva nos ayuda a digerir los alimentos. Cuando masticas los alimentos y los mezclas con la saliva en tu boca, esta ayuda a tu estómago a funcionar mejor La saliva de hecho transforma algunas de las cosas que te comes en químicos para que puedas obtener tus vitaminas. ¿No es maravilloso lo que la saliva puede hacer?
Hay personas que a veces pueden hacernos cosas malas, pero Jesús puede hacer que hasta las cosas malas se conviertan en cosas buenas. Él puede transformar las maldiciones en bendiciones. Recuerda esto: si un poquito de saliva puede ayudarte a digerir la comida y hacer que un ciego recupere la vista, a Jesús no le costará nada hacer que las cosas malas se conviertan en cosas buenas para ti.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

EL IDEAL DESEADO


Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Proverbios 22:6).

A mi hija adolescente le gustaba ver de vez en cuando una serie televisiva. En una ocasión oí decir que una de las protagonistas había mencionado la palabra «adventista». Fue entonces cuando, por curiosidad, me senté con ella a ver algunos de aquellos episodios.
La protagonista era una madre soltera como la que cualquier adolescente desearía tener: sin prejuicios, cariñosa y emprendedora. ¿Y qué decir de su hija? Era una chica estudiosa, responsable, cariñosa, muy madura para su edad, la niña de los ojos de sus abuelos, quienes por cierto le pagaban los estudios en una reconocida universidad.
Y entonces se mencionó la palabra «adventista». La hija de la protagonista tenía dos amigas: una muy rica que era grosera, prepotente y de la que siempre había sido compañera en colegios carísimos; y la otra, una muchacha sencilla, algo fuera de moda, algo santurrona, a la que su mamá le controlaba todo, tanto sus amistades, como su alimentación vegetariana, su vocabulario, la música que escuchaba y que tocaba, la escuela a la que asistía, su vestuario, etcétera. Además la obligaba a reunirse una vez a la semana con un grupo de jóvenes para orar y así mantener alejado al diablo. ¡Acertaron! ¡Ella era la adventista! Pero la presentaban de un modo tan rígido, tan amargado, que parecía que ser adventista es lo peor del mundo.
Estoy casi segura de que alguno de los guionistas de la serie había sido adventista o había investigado bastante al respecto, ya que conocía a la perfección todo lo que se hace en los colegios adventistas. Pero hubo algo que me llamó poderosamente la atención: cuando el novio de aquella segunda chica le propuso mantener relaciones sexuales, ella: recordó los principios que su madre le había inculcado desde niña y se negó rotundamente, porque deseaba llegar virgen al matrimonio.
¿Se imaginan cómo sería todo si cada madre lograra sembrar en el corazón de sus hijos cada uno de los consejos bíblicos de manera definitiva? ¡El mundo sería tan diferente!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Alma Eguía de Chacón

¿QUÉ TIENE DE MALO? - 2


Huyan de la inmoralidad sexual. 1 Corintios 6:18, NVI

Por qué un joven debe esperar hasta el matrimonio para disfrutar de la vida ¿.sexual con su pareja? Ayer dijimos: Porque así lo dispuso Dios, el Creador, quien sabe lo que es mejor para sus criaturas. Y hoy añadiremos una razón más: por las consecuencias.
El caso de una parejita a quienes llamaremos Jennifer y Luis, quienes tuvieron relaciones sexuales sin estar casados, servirá para ilustrar el punto. Aunque tomaron sus «precauciones», Jennifer terminó embarazada. Cuando Luis supo del embarazo se perdió del mapa. Jennifer creyó que él la amaba y la apreciaba por lo que ella era, por sus cualidades, pero entonces se dio cuenta de que su cuerpo fue usado y luego puesto a un lado como un objeto desechable.
Por otra parte, Jennifer siente temor. ¿Qué será de su vida y la de su bebé? También se siente culpable. Le falló a Dios y a los seres que más quiere en la vida: sus padres. ¿Y qué será de sus estudios? Solo una cosa parece estar clara: su vida no será la misma después de lo ocurrido.
Precisamente, para evitar estas lamentables consecuencias, Dios estableció en su Palabra que las relaciones sexuales solamente son correctas entre un hombre y una mujer casados. Pero hay quienes enseñan otra cosa: «Haz lo que tu corazón te pide»; «No puede ser malo si todo el mundo lo hace»; etc. Esta filosofía de la vida se conoce con el nombre de relativismo moral: la creencia de que nada es bueno o malo en sí mismo, sino que cada acto debe ser juzgado de acuerdo a las circunstancias. Una filosofía muy atractiva, ¡pero que no funciona! Que lo digan los miles de jóvenes que han arruinado sus estudios, su salud, su futuro, ¡su vida! ¡Todo por no esperar!
Los hechos demuestran que vale la pena obedecer lo que Dios ordena en su Palabra. Que lo digan los millones de matrimonios que hoy disfrutan, como Dios manda, de ese precioso regalo que es el sexo: sin sentimientos de culpa, sin traumas, sin temores.
Resuelve mantenerte sexualmente puro para el día de tu boda. No es fácil lograrlo en esta sociedad ebria de sexo, pero Dios te va a ayudar y tu futura pareja lo va agradecer. 
Señor, ayúdame a conservarme sexualmente puro para mi matrimonio.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

¿ORAR PARA ENRIQUECERSE?


Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Mateo 19:24.

Nuestras oraciones reflejan qué nos importa realmente. Si tenemos objetivos materialistas, se reflejarán en nuestras oraciones. En Mateo 6 Jesús nos dice que no tenemos que hacer de los asuntos materiales nuestra principal preocupación. En su lugar, nos exhorta a buscar primero el reino de Dios y su justicia. (Examine sus últimas diez oraciones. Si usted es como muchas personas, probablemente, en la mayoría de los casos tengan que ver con aquello por lo que Jesús nos dijo que no teníamos que preocuparnos.)
Si en esta vida los hijos de Dios hubieran recibido la promesa de prosperidad, nuestras oraciones serían una broma de mal gusto. Según ese razonamiento, puesto que la mayoría de las personas de este planeta son pobres, tendríamos que concluir que, o no son hijos de Dios, o él no escucha sus oraciones.
Jesús no tenía nada contra los ricos. Creía que el trabajo duro tiene que ser recompensado. No enseñó que las riquezas sean malas, sino que recordó a quienes lo escuchaban que el exceso de riqueza es peligroso, Jesús advierte que no podemos servir a dos señores,  El camino no es buscar el equilibrio de lo material con lo espiritual, sino que es preciso poner las cosas espirituales en primer lugar. «No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho destruyen, y donde ladrones entran y hurtan sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho destruyen, y donde ladrones no entran ni hurtan, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mat. 6:19-21).
El dinero se puede transferir de un banco a otro, pero no al cielo. Cuando Jesús nos dice que nos hagamos tesoros en el cielo no nos pide tanto que demos dinero para obras de caridad como que nuestra perspectiva de la vida sea espiritual en lugar de material.
Debemos tener cuidado de no medir las bendiciones de Dios con un criterio material. Algunas personas religiosas poseen automóviles lujosos, visten ropa de diseño y viven en casas lujosas y afirman que Dios les dio todo eso en respuesta a sus oraciones. Ven la fe y la oración como medios de sacar provecho de una «información privilegiada» sobre Dios. Quienes así actúan se encontrarían entre los que Jesús expulsó del templo cuando dijo: «Mi casa es casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones» (Luc. 19:46).
¿Por qué ora usted, por sus necesidades o por sus deseos? Basado en Lucas 18:1-8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

EL AMOR ES FIEL


Te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al Señor (Oseas 2:20).

Como cristianos, el amor es el fundamento de toda nuestra identidad. Nuestro renacimiento espiritual sucedió porque "de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en él, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
Jesús declaró que el mandamiento más importante es: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu fuerza, con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo" (Lucas 10:27). Las personas deben distinguirnos como discípulos de Cristo por el amor que tenemos unos por otros (Juan 13:35). Nuestra existencia está arraigada y cimentada en amor (Efesios 3:17) y este amor debe expresarse con pasión y fervor (1 Pedro 4:8). Es una cualidad en la que debiéramos "abundar" más y más (1 Tesalonicenses 3:12), progresar en ella y dejar que cada vez nos defina mejor.
Así que si fuimos creados para comunicar amor, ¿qué haces cuando alguien rechaza tu amor? ¿Qué haces cuando la persona a la que le entregaste tu vida deja de aceptar el amor que eres llamado a dar? El relato del profeta Oseas en la Biblia es asombroso. Contra toda lógica y decoro, Dios le ordenó que se casara con una prostituta. Quiso que el matrimonio de Oseas mostrara cómo era el amor incondicional del Cielo hacia nosotros. La unión de Oseas con Comer produjo tres hijos, pero, como era de esperar, esta mujer no se conformó siéndole fiel a un solo hombre. De manera que Oseas tuvo que lidiar su corazón roto y con la vergüenza del abandono.
La amó, pero ella rechazó su amor. Se habían acercado, ella fue desleal y adúltera y lo rechazó por la lujuria de completos extraños.
Reflexión: PROCURARÉ CON LA AYUDA DE DIOS MANIFESTAR MI AMOR INCONDICIONALMENTE.

PÍDELE HOY A DIOS QUE SE REFLEJE SU AMOR EN TI PARA QUE PUEDAS AMAR CON TODO TU CORAZÓN.

Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur