jueves, 16 de mayo de 2013

GIGANTE DE CARDIFF

Lugar: Nueva York, EE.UU. 
Palabra de Dios: Mateo 24:26, 27

En octubre de 1869, dos hombres estaban cavando un pozo detrás de un granero, cuando golpearon algo duro.
-Es un pie, ¡un pie gigante! -exclamó uno de los hombres.
-Sigue cavando. Quizás haya algo más.
Pronto apareció una pierna, luego otra pierna y luego el pecho, hasta que desenterraron un cuerpo de más de tres metros de largo.
Cuando los periodistas se enteraron de este sorprendente descubrimiento, lo llamaron "La octava maravilla del mundo". Pensaron que era un gigante petrificado. Miles de personas vinieron a verlo, y el dueño de la granja comenzó a ganar dinero cobrando entrada para ver al Gigante de Cardiff, como lo llamaron los diarios.
Lo que el público general no sabía era que un hombre llamado George Hull había planificado todo con mucho cuidado. Él había contratado escultores que esculpieran una estatua realista. Luego, hizo que enterraran al "gigante" en la granja un año antes de que pidiera a los trabajadores que cavaran un pozo. Todo salió tal como había sido planificado, y la mentira que le hacía ganar dinero había logrado engañar a todos.
Jesús nos advierte que no seamos engañados por las grandes decepciones. Algunas personas se harán pasar como si fueran Cristo. Otros nos dirán: "Mira, Jesús está aquí" o "Cristo está allá". Pero, Jesús nos advierte que no debemos creerles.
"Por eso, si les dicen: '¡Miren que está en el desierto!', no salgan; o: '¡Miren que está en la casa!', no lo crean. Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre".
Jesús promete volver, y dijo que será un acontecimiento importante, visible para todos, no solamente para unas pocas personas aquí o allá. Así que, si alguien te dice que Jesús ya ha vuelto, no le creas. Cuando él regrese, todos lo sabrán.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

UNA TAREA EXTRAORDINARIA PARA PERSONAS ORDINARIAS


Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. 1 Corintios 1:27-29.

Dios nos llama a participar en su gran obra. Podríamos pensar que para colaborar en ella, necesitamos cualidades muy especiales, pero lo cierto es que no es así. Lo único que el Señor espera es que tengamos un gran sentido de compromiso y responsabilidad. Hay mucha evidencia en la Palabra de Dios que lo confirma.
Una mujer sencilla pero consagrada pudo criar a dos grandes líderes como lo fueron Moisés y Aarón. Fue Ester, una humilde huérfana, la que conmovió el corazón del rey para librar al pueblo de Dios de la destrucción. Solamente con una aguja y unos cuantos carretes de hilo, Dorcas desarrolló un ministerio de bondad que inmortalizó su recuerdo.
Nosotras, las mujeres de Dios, las que estamos al frente de nuestros hogares y criamos hijos, inculcamos valores, conducimos a nuestra familia y luchamos por nuestros matrimonios, somos a las que él llama virtuosas y dichosas. En este mundo sofisticado no pensemos que nuestra obra es de poco valor. Todavía se necesitan manos amorosas para mecer la cuna. Aún son necesarios los brazos abiertos de una mujer para cobijar en ellos a un hijo que sufre, a un esposo cansado. Con toda seguridad Dios escucha y responde cuando la voz de una madre se alza en medio de la angustia implorando protección para su familia.
Jamás pensemos que Dios menosprecia acciones como las que acabo de mencionar. No creamos que para que se nos considere «grandes mujeres» es necesario realizar cosas que están fuera de nuestra naturaleza femenina. La personalidad sencilla de una mujer de Cristo, bondadosa, amorosa y tierna, es mucho más valiosa que las piedras preciosas.
Amiga, Dios está a la puerta de tu corazón y te llama a unirte al ministerio de bondad. Si hoy tienes que derramar lágrimas, haz que estas sean de compasión. Si has de tocar a tu hijo, que tu toque sea sanador; si vas a hablar con tu esposo, que sea con palabras que refuercen el amor y demuestren admiración.
Esta es una obra extraordinaria que podemos hacer mujeres sencillas como tú y como yo si permitimos que Dios nos use.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

UN MOTIVO DE AMARGURA

Esaú tenía cuarenta años cuando se casó con Judit hija de Beerí, el hitita. También se casó con Basemat, hija de un hitita llamado Elón. Estas dos mujeres les causaron mucha amargura a Isaac y Rebeca (Éxodo 14:20).

Isaac había puesto grandes esperanzas en Esaú. Aprendió a admirarlo desde que era un niño hábil y talentoso. El padre disfrutaba viendo crecer a su hijo mientras dominaba la lanza, el arco y la soga. Desde pequeño aprendió a observar la conducta de los animales, así como a desarrollar la paciencia que se requiere para capturarlos. ¡Cómo gozaba Isaac cada vez que su hijo llegaba al hogar con una presa! Esaú era su orgullo: alto, apuesto, fornido. Sus blancos dientes destacaban entre el bosque velloso que cubría su cuerpo. Cada vez que entraba a casa, parecía que el aroma del campo se trasladaba al hogar. Sin duda, sería un buen líder para la familia de Isaac.
No obstante, el muchacho no tenía ningún interés en los asuntos espirituales. Más bien, «se crio deleitándose en la complacencia propia y concentrando todo su interés en lo presente» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, cap. 16, p. 157). Así que cuando se presentó una situación adversa, despreció la primogenitura (el liderazgo espiritual de la familia) y la cambió por un plato de lentejas. Luego, cuando su padre se disponía a darle su bendición antes de morir, su hermano Jacob lo suplantó y recibió la consagración que le correspondía. Esaú dejó ver su odio y juró vengarse de su hermano. Y cuando llegó el momento de buscar esposa, no se conformó con una, ¡tomó a dos jóvenes cananeas! La Biblia dice que estas muchachas provocaron una constante amargura a los padres de Esaú, debido a que sus costumbres, actitudes y desprecio a la fe hebrea lastimaban el corazón de los ancianos.
Aunque no lo creas, el momento de elegir a tu pareja representa más de lo que te imaginas. Es una decisión que llega a afectar a más personas, especialmente a tus padres y tus seres queridos. Como en el caso de Isaac y Rebeca, muchos padres cristianos tienen grandes expectativas para sus hijos. Por eso, tus decisiones sentimentales los afectarán profundamente, no solo ahora, sino también en el futuro.
Esta mañana, si todavía los tienes, te invito a integrar a tus padres en tu vida sentimental. Consúltales y coméntales tus experiencias. Y cuando llegue el momento de elegir, no olvides tenerlos en cuenta. Recuerda que ellos también serán parte de la nueva familia.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

UN DÍA A LA VEZ


Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios. Goloseases 1:10.

Recuerdo un incidente que leí una vez acerca de un anciano que había quedado maltratado por el trabajo duro, pero estaba buscando algún empleo para obtener medios. Un noble que necesitaba que le cortaran cien fardos de leña se enteró del deseo del anciano. Le dijo que si le cortaba la leña, le daría cien dólares por el trabajo. Pero el anciano respondió que no podría. Era un anciano, y no era capaz de emprender tal trabajo. "Pues bien —dijo el noble hacendado— hagamos un trato diferente. ¿Puede cortar un fardo de leña hoy? Si lo hace, le daré un dólar". Se hizo el trato, y el anciano cortó el fardo de leña ese día. "Entonces —dijo el noble—, puede cortar otro fardo mañana", y así fue sucesivamente, hasta que todo el trabajo fue completado. En cien días se completó el trabajo, y el obrero tenía tan buena salud como cuando comenzó el trabajo. Pudo hacer un fardo a la vez, pero cuando se le presentó todo el trabajo, su cumplimiento le pareció imposible.
Esto representa bien los casos de muchos que están indecisos. Tienen el deseo de ser cristianos, pero las responsabilidades de una vida cristiana parecen tan grandes que temen que serán un fracaso, [y] están casi seguros que nunca alcanzarán el objetivo si lo intentan. Pero cuando se considera que a ellos no les compete asegurar el final del camino del cristiano, no se requiere de ellos que lo comprendan y lo cumplan todo a la vez; solo se nos presenta un día a la vez con sus cargas y responsabilidades.
Sí, queridos amigos, queridos jóvenes, el mañana no es suyo. Han de cumplir los deberes de hoy. Si ustedes deciden estar de parte del Señor, y salen del mundo y se apartan, y escogen ser hijos e hijas del Altísimo; si deciden dejar las filas del enemigo, el servicio del pecado y Satanás, resuelvan hacer siempre lo correcto. Aférrense a los deberes de hoy, advirtiendo que el Señor tiene derechos sobre ustedes, que son responsables ante su Creador; estos deberes deben atenderse únicamente un día a la vez. Con el poder de Dios, aférrense, creyendo que pueden vencer por ese día.— Signs ofthe Times, 31 de enero de 1878.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

miércoles, 15 de mayo de 2013

CULTIVO DE UVAS

Lugar: Portugal 
Palabra de Dios: Juan 15:5,6

Los dos hombres miraron a su alrededor. Todo lo que los rodeaba, hasta donde podían ver a la distancia, era hilera tras hilera de vides. Estaban viajando por el valle de Douro, en el norte de Portugal, y las vides se extendían, literalmente, por kilómetros y kilómetros, creciendo en terrazas.
De acuerdo con los registros del gobierno, el valle de Douro tiene más de 83.000 diferentes viñedos. Durante los meses de agosto y septiembre, las vides están cubiertas de uvas. Imagínalo: kilómetros y kilómetros de uvas. Piensa ahora en lo que dijo Jesús. Él usó esa imagen de la viña a fin de ilustrar la relación que desea tener con nosotros.
Él dijo: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden. Ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman".
En otras palabras, Jesús quiere que estemos conectados con él. No quiere que nos alejemos y hagamos lo que nos parece, sino que sigamos su dirección. Solo entonces seremos capaces de llevar fruto.
Imagínate lo que ocurriría si alguien pasara por el valle de Douro y cortara todas las hojas y las ramas, y las dejara sobre el suelo. Ninguna cantidad de sol, de fertilizante o de agua podría hacer que esas hojas y ramas cortadas produjeran uvas. Sin estar conectados con la vid, ya no pueden llevar fruto. No sirven para nada.
¿Por qué alguien querría sacar todas las hojas y las ramas? Esa es exactamente la cuestión. ¿Por qué alguien querría alejarse de Jesús? Permanece conectado con él. Lee su Palabra. Habla con él. Sigue su dirección. Entonces llevarás mucho fruto.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

ALÉGRATE SIEMPRE

El corazón alegre se refleja en el rostro. Proverbios 15:13.

El gozo parece ser un privilegio de pocas y un anhelo de muchas. La búsqueda de la felicidad ha llevado a muchas mujeres por intrincados caminos. Sin embargo, parece estar cada día más lejos, pues cada vez son más las mujeres que viven prisioneras de las demandas y preocupaciones que la vida moderna les exige. Lo más preocupante de esto es que, tanto el gozo como la desdicha, son emociones contagiosas, y todas las mujeres, por nuestro gran poder de influencia, somos responsables del gozo o la miseria que se genera dentro de nuestro hogar.
Dios nos asegura que «el corazón alegre se refleja en el rostro». Esto quiere decir que la alegría es una emoción que se genera en nuestro interior y se manifiesta en el exterior. Lo cual significa que para generar gozo genuino, es necesario liberar la mente de pensamientos esclavizantes, como son los complejos, la culpa, los miedos, los pecados sin confesar y las tendencias al mal. Es necesario y también posible, porque así nos lo ha prometido nuestro Dios: «Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán» (Prov. 16: 3).
Cuidar los pensamientos y encomendarlos a Dios debiera ser nuestro compromiso cotidiano. Lo demás es obra del Espíritu Santo, que trabajará produciendo en nosotras «el querer como el hacer» (Fil. 2: 13).
A continuación presento algunas pautas que te ayudarán a ser una generadora de felicidad dondequiera que te encuentres:
•    Desarrolla una relación correcta con Dios.
•    Piensa bien de ti misma.
•    Piensa bien de los demás.
•    Haz de cada bendición una celebración.
•    Todos los días traen algo bueno, ¡descúbrelo!
•    Deja que tu mente encuentre los placeres sencillos de la vida.
•    Introduce en tu rutina diaria cambios que te llenen de entusiasmo.
•    Camina hacia adelante en los días de sol y también en los nublados.
Si en este día hay algo que te cause angustia, haz tuyo el pensamiento del salmista: «¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!» (Sal. 42: 5).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

TODO DEPENDE DE QUÉ LADO ESTÁS

Para los egipcios, esta era una nube tenebrosa, pero a Israel lo alumbraba de noche (Éxodo 14:20, RVC).

La salida de Egipto fue toda una proeza para el pueblo de Israel. En realidad, representaba un desafío al ejército más poderoso de ese tiempo. Por otra parte, resultaba demasiado fácil perseguir a los esclavos hebreos, capturarlos y darles un escarmiento ejemplar. Sí, todo parecía muy sencillo. Así que pronto, el faraón y sus huestes se alistaron para ir tras unos indefensos esclavos que se habían burlado de Egipto.
Del lado de los hebreos la travesía se veía mucho más complicada. ¿Lanzarse al desierto en pos de la libertad? ¿Qué iban a comer? ¿Llevaban suficiente agua para el camino? ¿Y las fieras salvajes? ¿Soportarían las inclemencias del tiempo? En realidad, parecía un trayecto sumamente arriesgado. Pero los israelitas decidieron aceptar el desafío confiando en Dios.
Uno de los elementos clave del trayecto fue la nube que se posaba sobre el pueblo de Israel durante el día, mientras que por la noche se tornaba en una columna de luego. La nube recordaba la presencia divina e indicaba el rumbo hacia donde debían dirigirse. Además, durante el día, proporcionaba un agradable clima a los hebreos librándolos del ardiente calor del desierto. Al anochecer, la columna de fuego iluminaba el campamento de Israel y mitigaba los efectos del viento helado. ¡Esa nube era toda una bendición para el pueblo de Dios!
En cambio, para los egipcios la nube era un espectáculo verdaderamente aterrador. Durante el día asemejaba un macabro nubarrón suspendido en el aire que se mecía en el horizonte. Lo peor era durante la noche, cuando lanzaba borbotones de fuego y se volvía hacia los egipcios en actitud desafiante, como si tuviera conciencia de lo que hacía. Nadie osaba acercarse al campamento hebreo por temor a dicha barrera.
¿Te das cuenta? El mismo elemento causaba esperanza a unos y terror a otros. ¿Te has puesto a pensar que hay elementos que a los cristianos nos dan esperanza y, al mismo tiempo, causan terror en los incrédulos? Por ejemplo, para nosotros la segunda venida de Jesús representa esperanza y alivio; en cambio, para quienes no conocen al Señor les resulta inquietante. Pero todo depende de en qué lado de la nube te encuentras. Mientras estés en el bando de su pueblo, las promesas divinas y sus enseñanzas te serán una fuente de alivio y salvación. Pero si estás del otro lado, es posible que esos mismos elementos te angustien y entristezcan a cada momento.
¿De qué lado estás? Tu respuesta será muy reveladora.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

VENID Y APARTAOS

Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré. 2 Corintios 6:17.

Aquí hay una promesa para nosotros condicionada por la obediencia. Si salimos del mundo y nos apartamos, y no tocamos lo inmundo, él nos recibirá. He aquí las condiciones de nuestra aceptación de parte de Dios. Nosotros tenemos algo que hacer. He aquí una labor para nosotros. Hemos de mostrar nuestra separación del mundo. La amistad con el mundo es enemistad con Dios. Para nosotros es imposible ser amigos del mundo y estar, no obstante, en unión con Cristo. Pero, ¿qué significa ser amigos del mundo? Es estrechar manos con ellos, disfrutar lo que ellos disfrutan, amar lo que ellos aman, buscar el placer, buscar la gratificación, seguir nuestras propias inclinaciones. Al seguir inclinaciones, no colocamos nuestros afectos en Dios; nos estamos amando y sirviendo a nosotros mismos. Pero hay una gran promesa: "Salid de en medio de ellos, y apartaos". ¿Apartados de qué? De las inclinaciones del mundo, sus gustos, sus hábitos; las modas, el orgullo y las costumbres del mundo... Al tomar esta decisión, al mostrar que no estamos en armonía con el mundo, la promesa de Dios es nuestra. El no dice que quizá nos reciba, sino "os recibiré". Es una promesa positiva.
Ustedes tienen la certeza de que serán aceptados por Dios. Entonces, al separarse del mundo se conectan con Dios; se convierten en miembros de la familia real. Llegan a ser hijos e hijas del Altísimo; son hijos del Rey celestial, adoptados en su familia, y tienen un apoyo desde arriba, unidos con el Dios infinito cuyo brazo mueve el mundo.
¡Qué exaltado privilegio es ser favorecidos de esta manera, honrados así por Dios, ser llamados hijos e hijas del Señor Todopoderoso! Es incomprensible, pero aun así, con todas estas promesas y palabras de ánimo, hay muchos que dudan y vacilan. Están en una posición indecisa. Parecen pensar que si se hacen cristianos, habrá una montaña de responsabilidades en términos de deberes religiosos y obligaciones cristianas. Una montaña de responsabilidades, una vida entera de velar, de batallar contra sus propias inclinaciones, con su propia voluntad, con sus propios deseos, con sus propios placeres; y al ver esto, les parece una imposibilidad dar el paso, decidir que serán hijos de Dios, siervos del Altísimo.— Signs of the Times, 31 de enero de 1878.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White