jueves, 12 de noviembre de 2009

ADONAI-YIREH

Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros (Efesios 3:20).
unca me imagine que yo, que nunca había salido de mi tierra, iría a vivir en un país lejano. Sin embargo, cuando acepté a Jesús, él me presentó un panorama más amplio. Me casé y salí de Japón, mi país, a otro que solamente conocía de nombre: México. Allí, el Señor me proveyó de hermanos bondadosos. Aunque no entendía el idioma, no me sentí abandonada.
Un sábado, una maestra estadounidense, que enseñaba español a los extranjeros, se me acercó y me ofreció clases de español a cambio de que yo le enseñara japonés. Ella había sido misionera en Japón. Casi al mismo tiempo de su ofrecimiento, alguien tocó la puerta; era el profesar de mi esposo, quien me entregó un curso de español junto con sus cintas y me dijo: «Vas a estudiar el idioma con este curso». Yo no se lo había pedido, tampoco mi esposo. Me quedé asombrada y alabé el nombre de Dios.
Antes que pensara en estudiar el idioma, ya el Señor lo había pensado por mí .Poco después se mudó una pareja joven al lado de nuestro departamento. Los dos eran estudiantes y tenían un bebé. Al poco tiempo me convertí en su niñera. La esposa no solamente llegó a ser mi amiga sino también mi maestra de español y de cómo cuidar bebes. Podía practicar todo con su bebé. Luego cuidé dos bebés más. Cuando tuve mi propia hijita no tuve miedo ni preocupación. Así Dios me preparó para ser madre. Hermanas, nuestro Dios previsor y bondadoso. Conoce todas nuestras necesidades. Dejemos de preocuparnos. Él se encargará de todo y proveerá.

Reiko de Matsumoto
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario