jueves, 12 de noviembre de 2009

TALENTO: ES LO QUE HAGAS CON ÉL.

Como buenos administradores de los diferentes dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que haya recibido. 1 Pedro 4:10.

El libro Ripley’s believe it or not (Aunque no se lo crea, de Ripley) busca divertir a la gente con todo tipo de hechos curiosos y banales. Uno de los gráficos mostraba una barra de acero valorada en cinco dólares. También mostraba como ese valor cambiaba a medida que cambiaba de forma.
Si convertías la barra en herraduras para caballos, valía cincuentas dólares. Si fundías el acero para convertirlo en agujas para coser el valor subía hasta los cinco mil dólares. Pero si lo que querías eran muelles de precisión para mecanismos de relojería, tenias que rascarte los bolsillos y pagar quinientos mil dólares.
Lo mismo sucede con los talentos. Según como los uses determina su valor.
Los expertos en computadoras pueden usar el teclado y la CPU para diseñar programas que ayuden a los médicos a guardar los historiales de sus pacientes. También pueden crear virus informáticos devastadores que cuesten miles de millones a las empresas en tiempo y archivos perdidos.
Los músicos pueden componer una música que lleve a la gente a relacionar más estrechamente con Dios. Pero también pueden usar esas mismas notas musicales para despertar emociones de ira, lujuria y desesperación.
Los escritores pueden escribir libros y artículos que mejoren la vida de los demás usando las letras del abecedario. Pero también pueden usar esas mismas letras para escribir novelas baratas o libros que hablen a favor del terrorismo.
Sansón nació con el talento de la fuerza. Pudo haberla usado para proteger de sus enemigos al pueblo de Dios. En lugar de eso, la usó para causar problemas a sus enemigos y fanfarronear. No solo desaprovechó las oportunidades que se le presentaron para ser bueno, sino que arruinó sus propia vida.
¿Qué talentos te dio Dios? Sin no estás seguro, pregunta a los papás o los maestros que dones creen que recibiste. Cuando los hayas reconocido, dedícalos a Dios y pídele que te muestre como usarlos para ser una bendición para los demás.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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