martes, 20 de marzo de 2012

UN PASEO QUE TERMINÓ MAL

No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres». 1 Corintios 15:33, NVI.

¡Quién puede prever las consecuencias de un solo paso en falso! Esta es la historia de una jovencita que decidió matar el aburrimiento dando un paseo por las calles de la ciudad. Al parecer, no era la primera vez que lo hacía. Pero ese día las cosas no salieron como ella esperaba. Mientras inocentemente recorría la ciudad, el hijo del gobernante local la vio y se sintió tan atraído por ella, que la sedujo y finalmente la violó.
Este solo hecho, en sí mismo, ya era una tragedia. Que una jovencita sea violada ya es muy lamentable. Pero el asunto no terminó ahí. Cuando sus hermanos se enteraron de lo sucedido, la sangre comenzó a correr. El violador murió y con él, mucha gente de la ciudad también fue asesinada.
¿Ya sabes de quién estamos hablando? De Dina, la hija de Jacob y Lea. Puedes hallar la historia completa en Génesis 34.
¿Y se puede saber qué hacía Dina, sola, en una ciudad donde la gente no temía a Dios? Es cierto que ella no salió a buscar problemas, pero también es cierto que cuando nos relacionamos con quienes no temen a Dios, puede pasar cualquier cosa porque, sin darnos cuenta, invertimos nuestra escala de valores. Dios dice que huyamos de la tentación, pero nosotros, en lugar de rehuirle, invitamos a la tentación. Bien lo expresa Elena G. de White: «El que busca su placer entre los que no temen a Dios, se coloca en el terreno de Satanás, y provoca sus tentaciones» (Patriarcas y profetas, p. 182).
Por supuesto, tampoco caigamos en el error de aislarnos de todo contacto con el mundo. De hecho, es algo imposible. Dios tampoco quiere que lo hagamos. Pero no nos expongamos innecesariamente al peligro. No le compliquemos el trabajo a nuestro ángel guardián.
¿Qué lugares visitas en tus ratos libres? Los amigos con quienes te asocias, ¿son respetuosos de Dios? No quiero ser aguafiestas, pero es mi deber alertarte del peligro que corres cuando te aventuras en territorio enemigo.
Por cierto, ¿qué fue de Dina después de esa amarga experiencia? ¿Se casó? ¿Quedó traumatizada? Solo Dios lo sabe, porque la Biblia no se refiere más a ella.
Dame sabiduría Señor, para no exponerme a situaciones que luego puedo lamentar.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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