miércoles, 25 de abril de 2012

¿REALIDAD O FICCIÓN?


El ángel de, Jehová acampa alrededor de los que lo temen y los defiende. (Salmo 34:7).

Regresábamos de un Congreso de Jóvenes celebrado en el estado de Chiapas cuando una camioneta impactó nuestro vehículo. Mi esposo y mi hijo quedaron inconscientes. Me imaginé lo peor, y salí del auto como pude, aunque también yo estaba bastante lastimada. Lo único que pude hacer fue orar a Dios suplicándole fervientemente que se hiciera cargo de nuestra situación. Inmediatamente apareció una camioneta llena de jóvenes, todos vestidos de blanco. Ellos me hicieron muchas preguntas y una dama que tenía colgado su estetoscopio al cuello me tomó de la mano y me sentó a un lado de la carretera. Fue muy amable y me dijo que no me preocupara, que ellos se iban a hacer cargo de mi es poso y de mi hijo.
Pasaron unos minutos cuando de repente un hombre me tocó en el hombro y me dijo: «Súbase a la camioneta que los voy a llevar a una clínica».  Aturdida, le pregunte: «¿Y los jóvenes que estaban aquí hace un momento, dónde están?». Él me aseguró que no había nadie, que él ya había subido a mi esposo y a mi hijo a su camioneta y que solo faltaba yo.
Nunca olvidaré a aquellos jóvenes, pues tengo la certeza de que eran ángeles que Dios envió en respuesta a una oración elevada en momentos angustiosos.
Mi esposo perdió un riñón por causa de aquel accidente ;¡ y mi hijo, además de las heridas de la cara, sufrió una triple fractura de fémur. Tenemos muchas cicatrices que nos recuerdan que «por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos» (Lam. 3:22) y porque sus ángeles nos cuidaron y nos ayudaron cuando más lo necesitábamos.
La sierva del Señor nos dice: «Aun en nuestro tiempo los ángeles entran en forma humana en los hogares de muchas personas, y son atendidos por ellas. Y los cristianos que viven a la luz del rostro de Dios están siempre acompañados por ángeles invisibles, y estos seres santos dejan tras sí una bendición en nuestros hogares» (El hogar a cristiano, cap. 34, p. 204).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Loida Mendoza es esposa de pastor. 

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