miércoles, 25 de abril de 2012

¿SABES LO QUE POR AHÍ SE DICE DE TI…?


No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal. Romanos 12:21.

¿Cómo reaccionas cuando alguien habla mal de ti o cuando te crítica? Todavía ¿no conozco a nadie que celebre cuando la gente habla mal de su persona. ¿Pero qué podemos hacer para no molestarnos?
En su artículo «La dura verdad», james Wallace cuenta que en cierta ocasión, un hombre, muy molesto, visitó la oficina de un abogado. Su malestar se debía a que había leído en el periódico local una nota en la cual alguien lo criticaba duramente.
—¿Piensa usted que tengo que demandar al autor de ese escrito? —preguntó el hombre.
Con mucha calma, el abogado le respondió:
—Yo no le daría tanta importancia al asunto. La mitad de la gente que leyó el periódico, no leyó el artículo. La mitad de los que lo leyeron, no lo entendieron. La mitad de los que lo entendieron, no lo creyeron. Y la mitad de los que lo creyeron, no le dieron importancia (Signs of the Times [Señales de los tiempos], marzo de 2005, p. 29).
Lo primero, entonces, es no darle al asunto tanta importancia. Recuerda que quien habla mal de ti, lo que quiere es que tú caigas en su terreno y te defiendas del ataque. ¿Caerás en la trampa? La situación es muy diferente cuando lo que se dice de ti es verdad. En ese caso, si se trata de una falta, tienes que admitirla y, mejor aún, corregirla. Pero si no es verdad, ¿para qué preocuparse? A fin de cuentas, la gente que mejor te conoce no lo creerá.
Lo segundo que podemos hacer lo ilustra bien algo que le sucedió al dramaturgo irlandés George Bernard Shaw. Se dice que en cierta ocasión, Shaw recibió una carta con una sola palabra: «¡Imbécil!». Después de leerla, Shaw comentó: «En mi vida he recibido muchas cartas sin firma, pero esta es la primera vez que recibo una firma sin carta» (Carlos Pisas, Historias de la historia, 26a ed., p. 219). El ejemplo de Shaw enseña que, en lugar de molestarnos, ¡tenemos que buscar el lado humorístico del asunto!
Por último (y esto es lo más difícil), si alguien está hablando mal de nosotros, ¿te imaginas qué podría ocurrir si hablamos bien de esa persona? La mejor manera de derrotar a un enemigo es ganándolo como amigo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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