miércoles, 2 de mayo de 2012

ESTAR CON LA GENTE DE DIOS


«No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (Hebreos 10:25).

Honrar a Dios el sábado por la mañana no es nada difícil, siempre y cuando ese tiempo esté ocupado con la Escuela Sabática y el culto de adoración.
Por desgracia, algunos descuidan la asistencia a la iglesia aunque las Escrituras nos digan que debemos ir (ver Heb. 10:25). He oído que algunos dicen que andar por el bosque o por la playa los llena más que ir la iglesia. Estoy seguro de que estar a solas con Dios en la naturaleza inspira y es una bendición, pero no debemos verlo como uno un sustitutivo de la reunión con el cuerpo de Cristo (ver Mat. 18:20).
Algunos miembros de la iglesia no se acercan a la Escuela Sabática. Puede ser por dos razones. En primer lugar, el sábado por la mañana, a la gente le gusta dormir hasta un poco más tarde; y, en segundo lugar, a veces, al programa de la Escuela Sabática le sobra tanta improvisación y le falta tanta preparación que no consigue captar el interés de los asistentes. En algunos lugares, los fieles dedican casi todo el día a la iglesia. Muchos llegan a la iglesia el sábado por la mañana y no regresan a casa hasta la noche. Para ellos, el día está lleno de adoración, comunión y actividades misioneras.
Se lo recomiendo, no desprecie la experiencia de asistir a la iglesia. Cuando enfermamos físicamente, llamamos a una ambulancia para que nos lleve al hospital. Sin embargo, cuando enfermamos espiritualmente, en lugar de asistir a la iglesia, solemos alejarnos de ella. Si empieza a tener la sensación de que prefiere alejarse de la iglesia, ese es el momento de esforzarse por no dejar de asistir.
¿Qué sucede con la tarde del sábado? Recuerde el principio del aniversario y no busque antiguas parejas (1 Juan 2:15). Recuerde que hacer cosas con otros observadores del sábado puede ser una gran bendición. En la planificación está la clave.
Se preguntará qué pienso de dormir una siesta. Echar una cabezada estaría bien, pero tenemos que resistir a la tentación de dormir toda la tarde. Además del descanso físico, necesitamos un cambio de ritmo. La vida puede convertirse en una rutina aburrida. El sábado puede romper esa rutina y darnos una nueva perspectiva. Pero si nos quedamos en la cama todo el sábado, el viernes se mezcla con el domingo y nos habremos perdido el cambio que tanto necesitábamos.
¿Se imagina a Jesús durmiendo todos los sábados? Basado en Mateo 12: 8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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